martes, 20 de diciembre de 2005

Me cuesta tanto...

Lo siento chicos, pero últimamente estoy un poco melancólica, y como tengo cierta tendencia a torturarme con las canciones y estas cosas, pues nada, que sigo con ellas. Además, últimamente soy la niña de los puntos y finales, y como tengo por ahí un post en borrador, que no termino de querer publicar y trata de este tema, pues nada, me limito a poner la letra de mi canción preferida de Mecano, y ya está, que así se entiende todo muy bien. Un beso a tod@s y no os enfadéis conmigo, que al final se me pasará y estaré más animada.

Entre el cielo y el suelo hay algo

Con tendencia a quedarse calvo de

Tanto recordar

Ese algo que soy yo mismo

Es un cuadro de bifrontismo que

Sólo da una faz

La cara vista es un anuncio de Signal

La cara oculta es la resulta

De mi idea genial de echarte

Me cuesta tanto olvidarte

Me cuesta tanto…

Olvidarte me cuesta tanto

Olvidar quince mil encantos es

Mucha sensatez

Y no sé si seré sensato

Lo que sé es que me cuesta un rato hacer

Cosas sin querer

Y aunque fui yo quién decidió

Que ya no más

Y no me canse de jurarte

Que no habrá segunda parte

Me cuesta tanto olvidarte

Me cuesta tanto olvidarte

Me cuesta tanto…

-Entre el cielo y el suelo- Mecano

lunes, 19 de diciembre de 2005

Déjate convencer

Para quien desee ponerse triste de vez en cuando y para tí... "perdición".

Una día la vida echará abajo tu puerta.
Rendida, acorralada te pedirá cuentas
por este fracaso,
por haberme mentido.
Y no encontrarás al hombre que te ponga a salvo,
que el hecho de estar vivo siempre exige algo.
Déjate convencer,
duerme esta noche conmigo.
Que el amor se encuentra antes si se busca.
Mira que casualidad si yo fuera tu hombre
y la duda de haberte dado luz
no te deja dormir nunca.

Déjate convencer.
Ya habrá alguien que se haga cargo
de recoger las culpas de este pecado.
A donde iré, sin este abrazo.
No te puedes negar,
no sea que nuestro pasado nos llegué a atrapar.
Esta noche está en nuestras manos decir alguna verdad
que ya, que ya mentimos a diario.

Anda, echa un vistazo a tu alrededor,
no seas tonta,
mira que no hay un alma que llevarse a la boca,
que hay que repartir caricias
y esta noche me toca.
Que yo también comparto los mismos miedos,
también busco una cinta para atar el tiempo.
También arrastro conmigo una cadena de sueños.

Un día la vida echará abajo tu puerta.
Rendida acorralada te pedirá cuentas
por este fracaso,
por haberme mentido.

-Déjate convencer- de Ismael Serrano.

www.ismaelserrano.com


jueves, 15 de diciembre de 2005

Intensidades

A los 15 supe toda la verdad, que yo nací para volar, a los 18 éramos extraños…

En fin, así empieza la canción de Amaral de la que hablaba el otro día.

Subidas y bajadas, ¡llevo una racha!, un día estoy arriba y otro abajo, y en el fondo, tengo que darle la razón a “mi novia”, y es que soy una mujer de relaciones intensas, es decir, que hago amig@s enseguida, bueno, no son exactamente amigos, el caso es que me gusta mucho conocer gente, y lo hago de manera rápida, conozco a una persona, me interesa, me abro, empiezo a hablar y a escuchar sin parar, y si me gusta lo que veo, me quedo, tampoco pido una relación larga, me refiero a que no exijo que nuestra amistad sea eterna, me conformo con que si nos llevamos bien, la cosa se mantenga durante una temporada.

Recuerdo, perfectamente, el día que una compañera de piso nos dejó tiradas (a la que ha sido mi compañera de piso hasta que me independicé y a mí) de la noche a la mañana, Itz me llamó por teléfono y me lo contó y como era finales de agosto, la cosa nos corría bastante prisa, así que colgamos los carteles en Barcelona bastante rápido, al día siguiente me llaman por teléfono, un chico y me dice que ha visto el cartel en la facultad y su novia busca piso, la chica era de Zaragoza, y yo estaba en casa de mis padres estudiando para los exámenes, le dije que le diera mi teléfono, quedábamos para tomar café y así lo hice. No la conocía de nada, pero ese fin de semana cogimos el autobús juntas para Barna y nos pasamos 4 horas hablando sin parar, le enseñé el piso y se quedó, nunca discutimos, nos convertimos en íntimas, y como hermanas de la noche a la mañana. Ahora hace mucho que no hablamos, mucho, mucho, pero éste es un claro ejemplo de relación intensa y rápida. Y así soy yo. Muchas veces a la gente le gusta y se queda conmigo, otras salen corriendo, y de ésta última tengo un ejemplo de no hace mucho.

Es posible que me entregue demasiado rápido, no en cuestiones de amistad, que en este caso, más o menos me viene bien, porque la gente sabe que voy de frente enseguida, sino en esas relaciones que pasan por el dormitorio, y conste que no es en este tema en el que digo que vaya rápido (para los mal pensados). Es verdad que necesito guardarme un poco, para mantener el misterio, esto a los hombres creo que les gusta, y mi aspecto denota misterio, pero luego acabo con él bastante rápido. Me gusta ser sincera, ¡qué se le va a hacer!

No sé cuál es la mejor opción, supongo que depende del momento y de la persona con la que te encuentres. En el fondo, no me disgusta ser así, es una característica de mi personalidad que me ha hecho conocer gente maravillosa, una de esas personas es mis tata pequeña, a ella la conocí unas convivencias en el Monasterio de Monlora, nos pusimos a cantar mano a mano, y de eso han pasado más de 8 años, y seguimos siendo inseparables, o eso creo ¿no?.

También es bonito cuando algo llega suavemente, y hago referencia al post de la polilla, pero en el fondo, soy de la idea de que lo de suave no va mucho conmigo, soy más de golpes, ya lo dije una vez, me gusta encontrarme de repente, perdidamente enamorada de una persona, o sentir que he encontrado a la amiga perfecta (dígase novia) para el momento exacto que estoy viviendo (Carpe Diem). Eso sí, todo esto tiene muchos contras, y es que, a veces, te sientes sola, sin remedio y de manera imparable, simplemente sola, y entonces no sirve todo lo que tienes, porque consideras que necesitas algo estable que te haga sentir como en casa, yo ahora siento que he emigrado de mi Hogar, y me faltan cosas en la maleta que no encuentro en las tiendas de mi nueva ciudad. Entonces parece que la agenda del móvil ha decidido hacer desaparecer todos los teléfonos que tan meticulosamente habías guardado, porque muchas veces, en caso de emergencia, sientes que todos esos teléfonos no sirven para nada, porque la mitad, son de aquella gente que se ha asustado cuando ha visto tu intensidad, y la otra mitad, no han huido pero sientes que lo harán si les das un grito de auxilio, tal vez porque te consideres inoportuna, insuficientemente importante u otro millón de causas como estas.

El caso es que este post surge de un día un poco tonto, en el que me he sentido sola, y he recordado, que no es más que un producto de la vida que yo he creado y he decidido tener, así que, a aguantarse, no querías estar sola?, pues ya está, de vez en cuando, toca sufrir días tontos.

Besitos a tod@s.

martes, 13 de diciembre de 2005

Recuerdos desde BCN


Algo tan sencillo como un buen viaje cuando necesitas desconectar, puede alegrarte la semana más triste de tu vida. Y es que las calles de Barcelona, me sedujeron cuando era tan sólo una niña, y mi padre, de repente se fue a vivir allí. Aquellas calles angostas, me llamaban, las personas que habitaban, deambulaban, por aquella ciudad, que ya entonces, aún sin llegar a comprenderlo del todo, me parecía enorme. Cuando contaba con 18 añitos, y me consideraba la reina del mundo (hago un inciso para remitir al lector a una canción que yo le dediqué en su momento, cuando la oí por primera vez, a aquel hombre que inició su aventura por Barcelona, “Siento que te extraño” de Amaral), seguí los pasos de mi padre y me fui para allí, a estudiar, eso sí, mi vocación.

Cuando llevaba pocos días, deambulaba por las calles, sintiéndome sola, e independiente al mismo tiempo, miraba a la gente, y me preguntaba si conseguiría hacerme con aquella enorme urbe, pero yo era cosmopolita, y aunque se me resistió un poco, al final, me hice con ella.

Este puente, he vuelto, porque dejé muchas cosas allí, personas que me recordaban una vida feliz, un mundo bonito, que decidí dejar atrás por propia voluntad y por cuestiones de corazón y trabajo. Ahora que mi corazón está solo, sentí que me llamaba la tierra que me acogió, y de la que guardo muchas cosas y todas buenas.

Ver a mis niñas, con las que he compartido un millón de amarguras, y que cuando comenzamos a conocernos, debo ser sincera, pensé que aquello se quedaría en la facultad y no prosperaría (ahora que ha pasado un año y medio me como mis palabras), también he compartido un millón de momentos felices y hermosos. Esas risas en la cafetería de la facultad, hablando de todo un poco, y porque engañarnos, mucho de sexo, hombres, critiqueo, ropa, marujeo, series de televisión, uff, tantas cosas… Las siestas en medio de clase, las mías, cuando me caía de sueño encima de la mesa de diferentes filas, diferentes aulas, y Miri, me pegaba codazos para que me despertara. Nuestro último año, de desayunos, almuerzos, cafés después de las comidas y a media tarde, todos ellos corriendo de un lado a otro con los apuntes de biblioteca en biblioteca, y entre prácticas y clases, y para finalizar el día, una clarita, que no falte nunca, no? Todo eso lo echo muchísimo de menos, que no quiere decir, que de vuelta a mi ciudad no disfrute, simplemente, que aquellos ratos eran perfectos. También tengo un sitio para mis hermanitas, las niñas con las que compartí los peores momentos, los de crisis de ansiedad, los de angustia, tilas, desórdenes, tardes de domingo de batalla de limpieza, en fin, mi auténtica familia, mis compañeras de piso, hasta de los peores ratos guardo buen recuerdo. En fin, Itziar, estos ratos los comparto contigo, y tu si que sabes cuáles fueron buenos y cuales malos.

De la universidad no me quedo con los nervios, los exámenes y los malos profesores, me quedo con la familia que gané, como casi todos estábamos exiliados, nos convertimos en una gran familia, que tenía sus buenos momentos y sus malos, sus ovejas y sus cajas negras, llenas de secretos, que mal que algun@s quieran, no saldrán nunca a la luz.

La historia es que todo esto lo reviví en estos tres días de minivacaciones, y tengo que reconocer que si el domingo me hubiera llamado el jefe, y me hubiera dicho, te quedas en Barcelona que tienes trabajo allí por un tiempo, no lo habría dudado ni un momento, me quedaba, por los viejos tiempos, que parece que haya pasado una vida en lugar de poco más de un año.

En fin… todo aquello ya pasó, y se queda en mi memoria, para siempre, por lo menos cuando me siento sola en esta casa, donde ahora sólo estoy yo, me acuerdo de todos vosotros, y de que siempre tendré un sitio en la ciudad cosmopolita por excelencia, mi Barna.

miércoles, 7 de diciembre de 2005

Atracción fatal

Acabas de entrar en el bar, te miro, me miras, y la chispa está creada, los dos sabemos que todo lo que está por venir es lo de siempre, que no acaba bien, que nos lleva a las mismas frases de siempre, a las mismas miradas perdidas, a las mismas rayadas y como no, a querer hacerlo todo mucho más complicado de lo que en verdad es, porque, la única verdad es que no somos capaces de dejarnos llevar, ahora no, no queremos, no podemos, no tenemos el momento, ni el lugar, y la única manera de escaparnos de esta situación es destrozarla. Es un propósito común, tú deseas que esto acabe bien, yo deseo sufrir un poco y por eso, quizás, intento que acabe mal.

El mundo está lleno de atracciones fatales, ésta que acabo de describir no es sino una más, o una manera de verla. Últimamente, empiezo a ser experta en este tipo de situaciones, yo le deseo, él me desea, además existe un vínculo que podría convertirse en una preciosa amistad, y ambos nos quedamos allí, nadie nos dice que saliera bien o mal, pero la atracción es más fuerte que la cabeza, la química funciona mejor, incluso, que nuestros corazones, y nos lanzamos al abismo, con una caída libre. El problema es que, a mitad de camino, echamos de menos el paracaídas, y lo abrimos, tarde, lo suficientemente tarde como para rompernos todos los huesos del cuerpo, pero quedar vivos.

El mundo de los hombres y el de las mujeres, en el fondo, no se diferencia tanto como pensamos, tenemos las mismas preocupaciones aunque enfocadas desde diferentes puntos de vista.

Ahora que me voy acostumbrando a estar sola, me da miedo que vengan y me la arranquen de repente. Quizás por eso me limito a sentir la atracción, sólo química, mi cabeza, que todavía recuerda lo bonito que era estar enamorada, pide sentir otras cosas, pero no es el momento, y el corazón no está preparado, está hervido, sobresaturado, y se ha cansado de latir al compás de otra persona, ahora quiere relajarse, recuperarse, sentirse vivo para poder volver a latir con fuerza dentro de un tiempo.

Pero la atracción fatal no es un camino sencillo, y la cabeza da vueltas a todo, jugando a la soga-tira con mi vida. Porque deseas, pero no quieres, porque sientes, pero no estallas, y entonces empiezan las complicaciones, ya que además de tus historias mentales, dado que la otra persona, con la que no compartes la vida, todavía es un ser completamente independiente e individual, él tiene las suyas también, y, por supuesto se las guarda. En fin, que las historias que surgen para no complicarte la vida, como algo inocente y sano, al final se complican más, incluso, que las relaciones concretadas, en las que se junta la convivencia con los problemas cotidianos, y las discusiones habituales.

Complicaciones…, si no existen, las creamos nosotros.

miércoles, 30 de noviembre de 2005

Tristura

Asumir la tristeza es un proceso complicado, asumir que te derrites por dentro, que de repente todo se oscurece, que por más que mires al frente no encuentras la luz de salida del maldito túnel. Tú, risa entre las sonrisas, de repente te has apagado, te obcecas en salir del callejón, te rebelas, te retuerces, pataleas y lloras, como una niña que no entiende por qué su madre le ha quitado los caramelos que tanto le gustaban y que ella misma le ha regalado. ¡Qué complicado es llevar la agonía! Yo no quiero estar triste, no quiero estar melancólica, no quiero recordar lo que hubo y ya no hay, no quiero pensar en lo que pudo haber sido y no es, en la dependencia que siente mi cuerpo hacia todo lo que me rodea, en lo sola, y digo SOLA, en el sentido literario de la palabra, que me siento aunque esté acompañada. Sólo me encuentro bien cuando estoy triste, es el momento en que me encuentro, justo el instante en que encuentro mi sitio, pero cómo hacer para evitarlo, porque en el fondo, deseo evitarlo, y miro el reloj para que las horas pasen más rápido, los días en el calendario caigan uno detrás de otro, y pase el tiempo, ese tiempo que todo lo cura, que parece no llegar, y es que yo deseo que llegue, quizás debería esperar un poco menos, quedarme quieta y dejar que todo pase, pero no puedo, nací luchadora, y así moriré, lo siento chicos, pero no nací para verme triste, ni amargada, ni con ganas de llorar desde que me levanto hasta que me acuesto, nunca desee sentirme así.

La autoestima es algo que desconozco últimamente, porque ni siquiera sé dónde está y en qué estado, yo me levanto todos los días, con más o menos esfuerzo, me meto en la ducha e intento cantar, como hacía antes, e incluso bailo, pero… luego mire por donde mire, el aire me sabe rancio, el humo del tabaco me transporta a otra atmósfera, y allí me quedaría, en un rincón a oscuras, donde nadie viniera, donde nadie me recogiera, me gustaría quedarme allí y no salir, al poco rato, me cambia el chip, y decido que no puede ser, que la vida no es así, que son dos días y hay que vivirla, pero entonces la vivo sin ganas, todo lo que hago, lo hago sin ganas, porque nunca se me dio bien eso de hacer las cosas sin una causa por la que luchar, y estoy descentrada allí donde estoy, así que ya sabéis, mi mirada perdida quiere decir que, yo lo intento pero, no os escucho, no os oigo, sois voces lejanas en mi cabeza que parecen ahogarse junto conmigo en mi pequeña cucharita de jarabe. Parece que no te puedes ahogar en ese volumen, pues sí, se puede, yo me estoy haciendo experta en pequeños naufragios, y en montañas rusas también, y eso, que la adrenalina no es lo mío.

Aquí estoy, una tarde más, delante del ordenador, en el trabajo, y sin rendir, llevo un mes que no doy pie con bola, que se dice vulgarmente, y es que no logro concentrarme, ni siquiera logro leer dos líneas seguidas sin que la cabeza me de vueltas y vueltas, y me siento mal, me siento triste, la tristura me acoge y se ha apropiado de mí, tengo que dejarla fluir para que se vaya, porque al fin y al cabo, es un fantasma más, y contra más lucha con él, más tiempo se queda a tu lado, y no se irá hasta que no cumpla su función, y yo supongo que me cambiará, que hará que las cosas después de este tiempo sean diferentes. Nunca diré que mejores, porque hubo tiempos muy buenos en mi vida, quizá mejores estén por llegar, aunque por ahora…. Tal vez me quede sentada en mitad del túnel durante un tiempo, a ver si de repente la luz se enciende y puedo ir hacia ella.

Tristura..., esa canción que quienes hace muchos años que me conocen sabrán recordar.

viernes, 25 de noviembre de 2005

Terror de fin de semana

Otro fin de semana más, y como siempre no sé como empezarlo, terror, me dan terror, los dichosos fines de semana, me desubico, y además no termino de acostumbrarme a esta nueva vida. Pero bueno, por lo menos, a parte de algún rato de tristeza, acumulo experiencias que luego podemos comentar todos juntos, experiencias y conversaciones, de las que surgen la mayoría de las historias que aquí cuento. Así que nada, aquí os dejo para pensar un poco, entre otras cosas, en las locuras que hacemos cuando cae la noche del viernes, hasta que llega la resaca del domingo, y nos quedamos tirados en los sofás, de dónde sea, pensando y comentando todo el mundo surrealista que nos ha rodeado durante los últimos dos días.

Hoy no tengo mucho tiempo así que, aquí lo dejo, pensemos un poco, pero no demasiado, y disfrutad de la noche, que desde que se acerca el invierno, parece que nos cunden más.

Un beso a todos.

jueves, 24 de noviembre de 2005

Contratos temporales que no entienden de tardes de cine, ni de amaneceres.

Buen tipo de contratos, cuando los sabes llevar, claro. Contrato del que nunca se habla claro, ni se termina de desarrollar, en el que por supuesto no hay intermediarios, porque lo que sobran son las terceras personas, y dentro de este tipo de contratos, diferentes clases:

- Contratos temporales amistosos, donde entran esos amigos a los que de manera habitual no les contarías tus problemas, ni tus alegrías, pero cuando se sale de marcha, surge la famosa exaltación de la amistad, todos somos amigos, empiezas a contar tu vida, y aquel con el nunca te habías tomado un café, se convierte en el mejor amigo del mundo, te cuenta su vida, tu cuentas la tuya, os tomáis mil cervezas juntos, y el mundo parece girar en torno a vuestra nueva amistad. Eso sí, cuando te vas a casa, se te ha olvidado pedirle el teléfono, y no volverás a verlo hasta el próximo fin de semana que os encontréis en el mismo bar, al principio no os diréis más que un triste “hola” y después acabaréis como el fin de semana anterior.

- Contratos temporales familiares, en este grupo tenemos dos bloques, ya que en el entran los parientes que sólo ves en comidas familiares, sean bodas, entierros, etc. Aquellos que tu madre, cada vez que los ves, te tiene que recordar como se llaman, y ellos se encargan de recordarte con mucho cariño la anécdota más graciosa que guarden de quien sea, tuya (cuando eras un bebé y carecías de vergüenza), de tu madre, padre, hermanos, etc. También pertenecen a este grupo los novios de l@s herman@s, prim@s, ti@s, etc, que cuando ya les estás cogiendo cariño, cogen el teléfono y te dicen: “ te acuerdas de ….. pues nada, que lo hemos dejado, o nos hemos separado, o lo que sea” y tu te quedas sentada diciendo, pues nada, ahora que le empezaba a llamar cuñad@, prim@, ti@, etc. , ahora dejaré de verl@.

- Contratos temporales amoros, mis preferidos, aquí tenemos una gran variedad, aquellos que nombraba Paula y a los que yo me refiero en el título, los que no entienden de tardes de cine ni de amaneceres, que están muy bien si se saben llevar claro, el problema es que ¿a quién no le apetece una tarde de cine?, ¿y ver un amanecer?, el problema con estos contratos, es que nunca se habla de ellos, las partes nunca tienen claro hasta dónde se llega, se imaginan la situación, es un tira y afloja constante, con el peligro de que uno de los dos se caiga en cualquier momento. Nunca llegan las llamadas de teléfono bilaterales, con lo cual, nunca llega ese ansioso estado de amistad, porque con un amigo sí que te irías al cine, y posiblemente algún amanecer verías, pero… no es el caso. Otra clase de contratos de este tipo es aquel contrario al anterior, donde la situación es la siguiente, un amigo, con el que de repente te encuentras en un contrato temporal amoroso, con él antes ibas al cine, y veías amaneceres juntos, eso sí, sin sexo, pero de repente, una noche loca pasa lo que pasa, y al poco tiempo, dejas de ver películas con él y todas esas cosas. Dentro de estos hay muchas más clases, pero ya hablaremos de ellos más adelante.

- Contratos temporales de compañeros de trabajo, campamentos, congresos, etc. Situaciones estudiadas como fenómenos sociológicos en programas de televisión como Gran Hermano, son aquellos contratos en los que también se exalta la amistad, provocada, ya no por el alcohol, la marcha y la noche, sino por la cantidad de horas al día, que pasamos juntos. De niños íbamos a campamentos, y nos pasaban estas cosas, casi siempre se achacaban a la infancia, adolescencia…, pero lo curioso, es que ahora que somos un poco más mayores sigue sucediendo lo mismo, en otros lugares, de repente, encuentras a una amiga del alma cuando llevas trabajando dos semanas, o te vas a un curso una semana, uno de estos cursos donde pasas desde el desayuno hasta las copas encerrada en un hotel con la misma gente, y vuelves emocionada, creyendo haber descubierto un mundo nuevo. Ya no hablemos de los Erasmus, un Gran Hermano de 6 meses mínimo, donde todo se vive con mucha más intensidad. Más adelante, cuando todo vuelve a la normalidad, a la situación inicial, las cosas se tranquilizan, tus sentimientos también, todo se suaviza, y la intensidad se diluye, pasas a verlo como un contrato temporal.

Creo que más o menos he conseguido desglosar, parte de lo que Paula comentaba en su blog, y lo que de verdad me analizáramos es, cuántos contratos temporales desconocemos que tenemos, porque hay gente experta en tener un millón de amigos, yo los míos los cuento con los dedos de las manos, y me sobran, lo que llamamos habitualmente “amigos” son, en su mayoría “contratos temporales”, aunque no es la única definición de “amigo” que puedo encontrar, también tenemos “conocidos”, “compañeros”, “colegas”, y aquellos que a veces, están de manera frecuente, casi a diario, y de repente, se los traga la tierra. Pero de esta clasificación, también hablaremos otro día. Lo que quiero es que pensemos, pensar un poco en la gente que tenemos alrededor, de aquellos a los que les damos menos importancia de la que se merecen, y un poco menos a todos los contratados por nuestra E.T.T. particular.

Un beso fuerte a todos, a aquellos que pertenecen a la E.T.T. de mi vida, y los que son amigos de verdad.

miércoles, 23 de noviembre de 2005

Nos cuesta tanto olvidarnos...

Me cuesta ponerme a escribir sobre esto, supongo que todavía no puedo hacerlo con tranquilidad, pero siento un terrible impulso de comunicarme. Siento que me he automutilado, que me he provocado una gran herida, sobre la que echo alcohol cada ciertos tiempo, y en esos momentos escuece mucho, duele, sé que se cerrará, aunque la cicatriz permanecerá siempre, pero mientras el tiempo hace que se cierre, la veo sangrar, y sufro.

Hoy he encontrado el símil perfecto de mi estado, siento que alguien ha muerto, que una persona importante en mi vida se ha ido, no me siento desgarrada, porque sufría, yo estaba viendo como ella agonizaba, y yo sé que es mejor que se haya ido y que esté donde esté, a parte de en mi recuerdo, allí está tranquila. Luego me paro a pensar, y recuerdo que no ha muerto nadie, que una relación que se rompe, no se puede comparar con la muerte, pero es así como lo siento, siento que nunca volverá a ser igual, y que la añoro, pero a la vez, respiro tranquila, porque he dejado de sufrir viendo la muerte de algo que yo quería.

Guardo un recuerdo amable de cada gesto, de cada momento, de cada beso, guardo con amor todo lo que en ese tiempo viví, echo de menos muchas cosas, echo de menos las arrugas que se quedaban en la cama, echo de menos las tardes de siesta, el fin de semana se me hace largo y encuentro la nevera medio vacía, de hecho creo que mi vida se ha quedado medio vacía, y todo ha sido porque yo he querido automutilarme, cargarme la naranja que se había formado en mi vida, arrancar la mitad de los gajos que la formaban. Y no digo que me arrepienta, de nada de lo que ha sucedido en mi vida me arrepiento, puedo admitir con total convicción, que los últimos seis años y pico han sido los mejores años de mi vida, pero como todo en esta vida, llegaron a su fin, y yo tuve que acabar con ellos, haciendo sufrir a la persona que más quería en el mundo, porque lo que agoniza debe terminar muriendo, pero morir de una manera digna. El problema es que no me siento con el derecho de haber acabado con la historia, porque no era sólo mi historia, y provoqué esos malditos daños colaterales de los que no me siento, en absoluto satisfecha.

Algo no muere hasta que no lloras su desaparición, hasta que no empiezas a echar de menos las pequeñas cosas que lo acompañaban en cada momento, para llorar hay que destrozar parte del pasado, desgarrar parte de uno mismo, quitar las fotos de las paredes, y deshacerte mientras lo haces, arrancar las páginas del cuaderno que fuiste escribiendo y guardarlas hasta que la herida se cierre y vuelvas a ser capaz de leerlas sin sufrir.

Es muy difícil volver a creer en el amor después de esto, resulta complicado ver que has dejado pasar al hombre perfecto porque la maldita química de tu cerebro no quería funcionar, y resulta frustrante saber que mucha gente renuncia a la química pero tú no eres capaz de hacerlo, seguramente, al final se debe renunciar, pero yo, todavía no estaba dispuesta, y nadie me dice que no termine haciéndolo, pero no ahora, porque quería demasiado como para sufrir por este amor que no terminaba de cuajar, que en un momento fue perfecto, pero ahora había dejado de serlo, para simplemente existir.

Y es verdad que la llama nunca se apaga, estoy convencida de que la llama nunca se nos acabará, pero se quedará flotando en el aire, en recuerdo perpetuo de lo que fue, y ya no es, como recuerdo de un alma perdida, del alma de aquella historia que murió, murió en su presencia pero permanecerá siempre en mi mente, y en la del hombre que, una vez amé, y le amé tanto que se me encogía el pensamiento.

Desenamorarse queriendo no es fácil, igual que no lo es enamorarse queriendo, y todo lo contrario que desenamorarse sin querer, que tú lo evitas, luchas, desarrollas tu propia guerra contra lo imposible, sin saber por qué, pero luchando contra algo, constantemente, que ni ves, ni oyes, ni quieres sentir. ¿Por qué hacerlo cuando tu estado anterior era lo mejor que conocías? Sentirse amado y amar a alguien es algo inexplicable, como si tragases piedras sin masticar, y se te quedasen enganchadas al estómago, de manera permanente. Estar enamorado es la forma más hermosa de ver la vida, y te sientes hermoso, tus ojos cambian de color, tu humor se vuelve dulce, todo es bello a tu alrededor, todo lo que deseas se te antoja alcanzable, y si la luna no diera tanta pereza, llegarías, la cogerías, y se la regalarías a tu amado, pero todo esto que yo cuento, ya lo decía alguien en una canción, mucha gente en poemas, libros e historias que se repiten. Lo que nadie fue capaz de explicarme es lo vacío que uno se siente cuando todo eso se va, porque puedo imaginar lo que se siente cuando te lo arrancan, dolor, mucho dolor, pero cuando simplemente te despides, como quien se despide de alguien en un avión, con la certeza de que no mirará atrás al entrar por el túnel, y de que pese a existir, seguramente en otro lugar del mundo, tú no lo tendrás delante, ni lo verás, ni lo sentirás, porque una historia de amor que se acaba, ya lo he dicho antes, es como una persona que muere.

Y ahora, me dirijo a ti, pese a saber que no leerás estas líneas, para decirte que todo pasará, las páginas de la historia quedaron escritas por nuestras manos, no murió, ni se esfumó, ahí quedan, para quien las quiera leer, y a quien nos apetezca contarlas, quizás así, alguien entienda este lado, del que nunca nadie ha hablado, el lado de los “malos” de los que nos sentimos decepcionados de nosotros mismos, de los que como yo, hemos provocado el dolor que ahora sientes, y no de lo difícil que es olvidar, o no hacerlo.

Creo que llegó el momento de acabar con esta carta, aunque sé que no será la última, porque es difícil “cerrar una puerta” y yo no me siento dueña del mundo, ni siquiera me siento dueña de mis propias decisiones, así que, lo mejor es dejarlo aquí, sin un punto y final, con algo similar a unos puntos suspensivos. Y espero que en el próximo post hable de “princesas” o de historias cotidianas, que sé que son más amenas para quien las lee, pero, este blog está destinado a que el lector se entretenga y yo me desahogue un poco.

Hasta pronto...

jueves, 17 de noviembre de 2005

las novias


DSCN2462
Originally uploaded by bbells.
Una noche de marcha, como somos novias, autofoto para todos.

¿Novias?

El otro día, comentaba el comportamiento de los hombres, dejando a un lado el de las mujeres, hoy tocamos nosotras. Demos las gracias al comentario de mi querida hermana pequeña, que ha sido mi musa.

Cuando las mujeres salimos de una relación larga, y ya no hablemos, cuando lo único que hemos conocido, son ese tipo de relaciones, pretendemos cambiar radicalmente nuestro pensamiento. Pero no es tan fácil. Estamos acostumbradas a que siempre ha habido un hombre que nos escuchaba, nos admiraba, nos quería con pijama de franela, y en minifalda, siempre estaba contento de vernos, y era capaz de decir una crítica constructiva, por nuestro bien, y por supuesto, si la relación ha sido buena, nunca existieron las mentiras. Además de todo esto, nos gustaba estar en el sofá, con la cabeza sobre su regazo mientras nos tocaba el pelo, los besos en la mejilla, en la frente, en los sitios donde nos dolía, los masajes cuando estábamos cansadas, la medicación cuando estábamos enfermas, y un sin fin de etcéteras, que vienen a resumir los mimos que te da un hombre cuando siente un tremendo amor por ti. Y todo esto, se lo pedimos a un amor de barra, es decir, “a un polvo de una noche”, es más, como no se lo podemos exigir a éste tipo de hombres, intentamos tener uno de esos amigos fijos, es decir, con los que tomarte una cerveza una tarde entre semana, e irte con él a la cama el fin de semana.

Como la situación “ideal” es bastante difícil de conseguir, puesto que ya hemos comentado como son los hombres, buscamos una alternativa. “Mi hermana pequeña” me comentaba el otro día, que todas las solteras terminamos formando una pareja, eso sí, una pareja de amigas inseparables, que ejerce el papel de “novia”. A la “novia” la llamas todos los días, varias veces, quedas con ella, más de lo que hacías con tu antigua pareja, hablas, ves la tele, cenas, y en ocasiones hasta duermes con ella, os cuidáis mutuamente, ese es el papel. Es la única persona a la que últimamente ves, a la que haces caso, a la que le cuentas tus problemas, ella ejerce ese papel que echas tanto de menos tras la ruptura. Eso sí, no suple la carencia sexual, por supuesto, pero gracias a ella, las solteras son capaces de seguir con la vida de soltera sin engancharse al primer hombre que cruce la puerta del bar en el que estén.

Poneros a observar las solteras de vuestro alrededor, ¿quién no tiene una “novia”? ¿quién no tiene esa amiga inseparable con la que hasta va al mercado para hacer la compra de la semana?, esa amiga con la que sale de marcha el fin de semana, el domingo queda, todavía con las legañas en los ojos, a comentar los hechos del día anterior, y el lunes desayunan juntas, si se puede.

Como mujer, observadora, y reflexiva, os cuento que todo esto que hacemos es un mecanismo de defensa, pero de los mecanismos de defensa femeninos, hablaremos otro día.

Dedico todo este alegato, a la “novia”, Polilla, porque sigamos pasándonoslo igual de bien que últimamente.

miércoles, 9 de noviembre de 2005

Cuestiones de hombres

¿Qué quieren los hombres de nosotras? Hace tiempo que los roles han cambiado y ellos no se han dado cuenta todavía. Antes de empezar quiero hacer entender que esto no es un alegato feminista, sino una simple forma de intentar entender a los hombres, chicos, tíos, por parte de una mujer, y una manera de que las mujeres den su opinión sobre sus experiencias, vida y sobre los hombres en general.

Sí, la tónica del blog ha cambiado un poco, pero es que mi vida también lo ha hecho, y la de l@s de mi alrededor, así que he decidido que esto pueda ser un lugar de encuentro de donde puedan salir bonitas historias.

1ª cuestión, ¿qué les sucede a los hombres? ¿por qué piensan que nosotras nos colgamos y ellos nunca se enganchan?

2ª cuestión, ¿existe algún tipo de código masculino? Es decir, ¿hay alguna razón que impida que una mujer, libre, sin compromiso, y con la que ningún hombre tiene pensado mantener relación estable (por el momento), se relacione con un hombre del mismo grupo de amigos?

3ª cuestión ¿qué significa “te llamaré”? ¿qué significan 5 cafés cuando realmente no quieres nada más? Llegarán a entender algún día, los hombres, que existen los amigos con derecho a roce. Ser amigos, y de vez en cuando…. Algo más no significa que queramos que se casen con nosotras, simplemente, que estamos a gusto, y que queremos repetir de vez en cuando, pero no sólo con ellos. Chicas, ¿tengo razón?

4ª Después, están aquellos hombres que deciden ser tus amigos, pero ¡ja! De repente se les da la vuelta la cabeza y quieren algo más, ¿no éramos sólo amigos?, para eso llevo meses contándote mi vida privada, para que de repente decidas que te gusta estar en el otro lado, es decir, que les cuente mi vida contigo a mis amigas…

No entiendo nada.

5ª ¿Con la edad maduran? ¿Hay diferencia entre uno de 24, 26, 28, 30, 35 y 40? Pues parece que no, a parte de ser una serie numérica sin mucho sentido, no le busquéis más, que no lo hay. Y la culpa es nuetra, porque buscamos siempre un hombre maduro, y lo que deberíamos hacer es conformarnos con lo que hay y disfrutar de su juventud, de la fogosidad, de la actividad, de todo lo que rodea a la inmadurez. Pero no, nosotras dale que te dale, con lo del tío maduro, que si lo encuentras, será porque está pasando por una etapa trascendental de su vida, y será peor, porque primero lo conocerás maduro, y luego de repente volverá a la infancia cuando la era del pensamiento se le pase.

6ª Estoy con mis amigas en un bar, tengo a un tío enfrente de los que te apetecen para una noche, se supone que puedo mirarle, y que si me acerco a decirle algo, es porque me interesa. Eso sí, si hago eso, te la juegas a que se eche a correr, porque no se les da bien que seamos nosotras las que demos el primer paso, pese a que se pasan el día diciendo que nosotras lo teneos muy fácil y que les gusta que sean ellas las que les seduzcan. Pero en el fondo, no superan que seamos nosotras las que decidamos hoy sí, mañana no, y no pasa nada si mañana te vas con otra, que yo haré lo mismo.

¡Hombres! Y luego dicen que son simples, y nosotras complicadas… no sé, tal vez todavía no estemos preparados para los cambios. Y por supuesto, tengo que darle la razón a aquellos hombres, que admiten que los hombres y las mujeres están condenados a no entenderse, nosotras pensamos que de simples, demasiado simples, y ellos que nosotras nos excedemos en complicaciones. En fin... imposible de descifrar el acertijo.

lunes, 25 de julio de 2005

Amores de infancia

Cuando somos pequeños, visualizamos el concepto del amor según nuestro alrededor. Aquellos nacidos en una familia convencional (bueno, de las de antes), con un padre y una madre, que más que menos se quieron, y cuidan a sus hijos nacidos de su amor con todas sus fuerzas, buscan algo similar, y es posible que las primeras relaciones fracasen, o quizás no, pero probablemente todo les parezca una gran mentira, porque parece que aquellos matrimonios que llevan 50 años enamorados el uno por el otro y viceversa, no han sufrido una crisis en su vida, y los hijos buscan algo similar, entonces, cuando la pareja empieza a ser algo que el hijo/a pensó en su juventud o adolescencia que sería incapaz de soportar, se siente decepcionado, y muchas veces las parejas se rompen.

Los hijos nacidos de matrimonios que siguen juntos pese a no soportarse, les cuesta creer en la idea del amor, quién les dice que ellos no van a ser igual que sus padres, que se mantendrán atados a algo en lo que no creen, y por lo que ya no sienten nada, a parte de lástima, que ya ni siquiera discuten porque no tienen suficiente en común, para tener motivos sobre lo que discutir. Sus hijos recelan del amor, sólo piensan que no quieren acabar como sus padres, desgraciados, amargados, y por eso, seguramente no se atan a nada, ni nadie. Probablemente de estas relaciones, surgen las famosas personas categorizadas con "pánico al compromiso", cuando realmente no es eso, no es miedo al compromiso, es terror a vivir amargados eternamente.

(Siento generalizar, seguramente no estaréis de acuerdo conmigo, pero estoy marcando unas breves pinceladas, no implica que todos nos veamos incluidos en estos bloques)

Finalmente, para acabar con la descripción a grandes rasgos, los hijos de padres divorciados, o como actualmente se dice, de "familias monoparentales", aunque yo diferenciaría dentro de este grupo a los de padres divorciados, porque, al fin y al cabo, la situación no tiene nada que ver. En este grupo me incluyo, y pese a considerarme una afortunada dentro de este bloque, generalizaré un poco con lo que los años me han hecho ver. Estos niños vivimos marcados con la idea de que la convivencia es complicada, de la fidelidad ya ni hablamos, las personas evolucionan por caminos distintos, se acabó el amor.... son todo frases que forman parte de la historia de estos niños. Sus padres, en el mejor de los casos, tuvieron una separación pacífica, no se pelearon, "se les acabó el amor"; los hijos adquieren conciencia de que el amor es algo que no dura eternamente, que hay que hipotecar ciertas cosas para tener amor, algunos principios, el trabajo, tu ciudad, tu familia. Los niños que vivimos así, bajamos el listón del amor, y seguramente adquirimos una realidad mucho más dura, tenemos conciencia de que los príncipes azules no existen, ni los cuentos de hadas, que el amor es algo que hay que cuidar todos los días, regarlo poco a poco porque sino se muere. El problema, o la pu.., hablando en plata, es que estas trazas que nos deja nuestra historia familiar nos impide disfrutar como lo harían los adolescentes del primer grupo, nos abruma la preocupación de que aquello se acabe, de no ser suficiente, de no ser capaces de hacer lo que nuestros padres no hicieron, seguramente nos perdemos más vida del comienzo del amor, pero lo agarramos con más fuerza.

Pero aún así, todos, hijos de separdos, de familias convencionales, y de nuevas familias, nos preguntamos, ¿de verdad hacemos todo lo posible por mantener nuestro amor? seguramente no, el trabajo, el estrés, nuestro gran ego, nos impide dedicarle todo el tiempo que necesita, desmigajar el noviazgo para que la convivencia sea luego más fácil, y lo es, si se conocen claramente los defectos del contrario. Vivir la realidad para no pegarnos un buen golpe, cuando llegan los ronquidos, las broncas por la limpieza, por las tareas domésticas, por las horas de llegada, las borracheras con los/as amig@s , y mil y una historias que al final acaban surgiendo. Pero hoy en día no tenemos valor ni paciencia para aguantar, somos cómodos y cuando algo nos aburre, como hacemos con todo lo demás, lo apartamos, lo dejamos a un lado, o si no sirve, lo tiramos a la basura. Más tarde, repetiremos el mismo error, porque el problema, no está en la pareja, buscarse otra no sirve, el problema está en nosotros, en buscar nuestro equilibrio, nuestra fuerza, corregir nuestros pequeños defectos, y ayudar a la pareja a que corrija aquello que tiene solución y si no la tiene ... pues entonces .... quizás no quede otro remedio que separarse, pero seguramente conseguiremos disminuir el número de divorcios.

lunes, 18 de julio de 2005

Verano en la ciudad

Me he puesto a escribir una historia en el ordenador, y de repente me ha apetecido contar algo en el blog, no tengo nada pensado, pero algo saldrá.

Me gustan las ciudades en verano, pese a ser deprimente trabajar mientras toda la ciudad se escapa de vacaciones, parece que tras muchos años, una ya se acostumbra a esto y luego hasta lo echo de menos. Todo comienza el uno de julio, aquí empieza la primera espantada, la primera mitad de la ciudad sale en bandada, huyendo del calor hacia lugares, donde, no es que haga menos, se lleva mejor, hablemos de playas, pueblos de donde proviene la familia o pequeños aldeas o lugares de vacaciones en la montaña. La otra mitad se queda asqueada, deseando que llegue su turno para poder disfrutar de su retiro.

Yo que, como ya he dicho anteriormente, llevo unos cuantos veranos de mi vida, moviéndome poco de la ciudad, me dedico a observar el comportamiento del hombre, y a aprender a valorar, las pequeñeces que te ofrece una ciudad sin gente. Por ejemplo, un tópico, me ha costado venir a trabajar por la tarde, 5 minutos menos, vale no es mucho, pero es que para ir a comer a mi casa, no había atasco. Cuando vas de compras, no piensas en cuándo van a inventar los coches plegables, que te los metes en el bolsillo, y ya está… Otra de las delicias del verano en la ciudad es cogerte un buen libro, y sentarte en una terraza a leer, sola, sin que nadie me llame por teléfono, porque no hay nadie en la ciudad, disfrutando del café con hielo, el té, o lo que sea, mis pensamientos y mi libro, en esas tardes me da tiempo de observar a la gente…
También es verdad que los días de ola calor, como estos últimos, vivir en la ciudad es insufrible, pero… no todo puede ser bueno.

¿Y todo esto a qué viene? Viene a que he estado unos días en Barcelona, ciudad que me acogió durante los años de la carrera, y a la que tengo mucho aprecio, pero no había quién caminara sin recibir un pisotón, todos los turistas de España que están en una ciudad, deben estar en esa, porque no cabía un turista más por metro cuadrado, entonces me ha hecho valorar las delicias de la ciudad sin gente, porque si algo me gustaba de Barcelona era la calma del fin de semana, después de todo el estrés de la semana, disfrutar de la paz de una ciudad enorme sin gente corriendo de aquí para allá. Todo esto viene desde el corazón de una auténtica urbanita, supongo que esto explica mi punto de vista.

En fin, vamos a ser realistas, que me muero de ganas de tener unos días de vacaciones para aburrirme y poder escribir un poco, una historia que tengo por algún lugar empezada y que os iré enseñando trocitos. El problema es que la ciudad vacía pero conmigo encerrada en el laboratorio, tampoco es que la disfrute mucho, pero si tenéis un rato libre, salid a pasear por las ciudades en las que vivís, y veréis como no es para tanto el verano en la ciudad.

martes, 5 de julio de 2005

Paseo por un hospital

Ayer hice una visita a la Unidad de Cuidados Intensivos del H. Clínico, no llegué a ver enfermos, pero estuve un rato observando a las personas que esperaban para entrar a visitar y me di cuenta, que a veces, es necesario pasar por allí para saber qué es lo realmente importante en la vida. Mi madre y mi tía, tienen una nueva frase en su refranero, ahora cuando alguien se queja de algo nimio, o se siente triste o deprimido por cosas absurdas, le dicen “vete al Clínico”, y aunque la primera vez que la oí me pareció extraña, tienen razón. Hay mucha gente en el mundo que debería pasar por un hospital, pero no a visitar a una parturienta, sino a las plantas duras, oncología, la UCI, etc. Allí te das cuenta de lo fácil que es quejarse, nos quejamos porque estamos vivos y normalmente sanos, ¡vaya contradicción!, nos quejamos por el trabajo, los padres, los hijos, los estudios, el tiempo, el sueldo, nos quejamos del aire si es necesario, y yo entiendo que a veces, algunas quejas son necesarias para que no nos pueda el conformismo, para hacer girar el mundo y cambiar las injusticias, pero… no es eso de lo que habitualmente protestamos.

En un hospital puedes ver a un niño que aguanta el dolor más insoportable, y está allí, incluso con una sonrisa si saca fuerzas. A una familia destrozada porque la vida de un hijo está pendiente de un hilo, a una mujer embarazada que lleva en su vientre al ser más deseado y tiene a su amor entre la vida y la muerte, a un hombre que lleva media vida con su mujer, y aunque discuten a veces, él está loco por ella y ahora no sabe si le escucha porque ella está en coma, y podría seguir… Todas estas personas, cambian de forma de ver la vida, si sobreviven, seguramente disfrutarán mucho más de cada momento de placer, y se quejarán un poco menos del calor, porque por lo menos, hoy sienten el calor.

Vamos a pensar un poco más antes de ponernos tristes, y a disfrutar un poco más de lo que cada día nos ocurre, seguro que algo bueno ocurre.

martes, 28 de junio de 2005

Reflexiones en días de bochorno

Cada uno tiene derecho a vivir la vida como desea, eso dicen algunos, y yo suelo compartir la idea. Pero ¿dónde está el límite entre mis derechos y mis deberes? A mí me enseñaron que el límite de mi libertad está en la libertad del otro, es decir, puedo hacer lo que quiera mientras no moleste a los de alrededor, y así lo entiendo, aunque en días como hoy (no es uno de mis mejores días) me planteo estas incógnitas. Veo a personas a mi alrededor que sufren y lo hacen porque otra persona decidió, hace mucho tiempo, que su vida no valía la pena, decidió que se mataría poco a poco, de una manera lenta y dolorosa. Ahora él ya no sufre, símplemente se apaga, pero ¿qué sucede con los demás?, con su sufrimiento, con el dolor, la angustia, los pensamientos que les atormentan de no haber podido hacer nada para evitar éste momento, ¿qué pasará con su futuro?. Sé que cada uno es libre para vivir y morir como desea..., lo sé.

Las características de una vida vienen, en parte, dadas, pero por otro lado se eligen. Uno nace en un lugar concreto del mundo, en una familia, de niño se rodea de unos amigos, que suelen ser del barrio en el que nació, o del colegio al que sus padres le llevaron, a partir de entonces es uno mismo quien elige, elige estudiar o trabajar, elige cambiar de amigos, dejar de ir con los del colegio o barrio, o seguir con ellos, elige cambiar de ciudad, de casa, de pareja, de vida... A veces, se elige mal, otras se acierta, pero llegada una edad, casi todas las elecciones están tomadas, no puedes decir no casarte, porque ya lo hiciste, no puedes pensar en no tener hijos, porque ya los tienes, ahora son ellos los que pueden decidir dejarte de lado, no puedes cambiar las cosas que ya hiciste, en el fondo, por más que nos empeñemos, no se pueden borrar de nuestro pasado; ¿todavía se puede empezar una nueva vida? Posiblemente sí, pero pocas personas se atreven a dejarlo todo para hacer "borrón y cuenta nueva", entonces se dejan llevar, dejan que la vida que decidieron tomar, aunque no les guste, les vaya marcando los pasos a seguir, y así, hasta su muerte...

Ésto es el resultado de una reflexión en un día en el que no estoy muy positiva, pero admito reflexiones y respuestas, supongo que otro día haré otra más animada.

viernes, 24 de junio de 2005

Noche de brujas, noche de San Juan

En esta hora y en este día, frente a la luna más grande de los últimos 125 años, las brujas se reúnen y realizan ritos y conjuros. Tomad tres papeles, y escribid en cada uno un deseo, quemadlos frente a una vela blanca, cuando las doce campanadas suenen dando comienzo al día 24 de junio. Saltad por encima del fuego para eliminar los malos pensamientos y el destino mal encaminado.
Es una noche especial de verano, aprovechadla.

Esta es una fecha en la que numerosas leyendas fantásticas son unánimes al decir que es un período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del “otro lado del espejo”: se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados; se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras, las princesas y las infantas cautivas merced a un embrujo, ensalmo o maldición; braman los cuélebres (dragones) y vuelan los “caballucos del diablo”; salen a dar un vespertino paseo a la luz de la Luna seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables moradas; afloran enjambres de raros espíritus duendiles amparados en la oscuridad de la noche y en los matorrales; las gallinas y los polluelos de oro, haciendo ostentación de su áureo plumaje, tientan a algún que otro incauto codicioso a que les echen el guante; las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose; las plantas venenosas pierden su dañina propiedad y, en cambio, las salutíferas centuplican sus virtudes (buen día para recolectar plantas medicinales en el campo); los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra y las losas que los ocultan dejan al descubierto parte del mismo para que algún pobre mortal deje de ser, al menos, pobre; el rocío cura ciento y una enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo; los helechos florecen al dar las doce campanadas...
En definitiva, la atmósfera se carga de un aliento sobrenatural que impregna cada lugar mágico del planeta y es el momento propicio para estremecernos, ilusionarnos y narrar a nuestros hijos, nietos o amigos toda clase de cuentos, anécdotas y chascarrillos sanjuaneros que nos sepamos.
Esta noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad. Es la noche en que los entierros arden, el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista. En la mañana, muy temprano la gente se lava el pelo y la cara con las aguas bendecidas y comienza a llamar, tres veces consecutivas:
-¡San Juan!, ¡San Juan!, dame milcao (guiso de papas con manteca) yo te daré pan.
La noche anterior dos han sido los eventos más importantes: el baile del fuego y las pruebas. Algunas de estas pruebas son:
l. La joven que sale al amanecer y se encuentra con un perro su marido será un goloso perro durante su vida.
2. Al salir, después de las 12, se encuentra con un gato negro es mala suerte para el futuro, felicidad si el gato es de otro color.
3. Si a medianoche se hace una cruz en los árboles, producirán el doble.
4. Si a las 12, mira la luna y después la higuera, la verá florecer.
5. La higuera y el “pesebre” (helecho) florecen esta noche. Quien posea una de estas flores será muy afortunado.
6. Quien vea florecer la hierbabuena esta noche será muy afortunado siempre que lo mantenga en secreto.
7. En la víspera se planta la flor de la hortensia, en un tarro con tierra y agua. Luego se le hace un pedido poniendo fe en el bautismo de San Juan.
8. Hay que lavarse las manos con agua de manantial para mantenerse joven y el cabello para conservarlo hermoso. Esa noche las aguas están benditas por el Bautista.
9. Cuando llueve esa noche o al día siguiente, va a haber abundancia de manzanas.
10. Antes de la salida del sol hay que regar los árboles con agua de manantial, para que den bastante fruta durante el año.
11. Para tener buena siembra hay que tirar un pedazo de vela la noche de San Juan.
12. Para aprender a tocar guitarra hay que colocarse durante esta noche bajo una higuera.

www.actosdeamor.com/nochesanjuan.htm

jueves, 23 de junio de 2005


Ba�os de una estaci�n de tren. Glasgow Julio 2004

La ley de Murphy y RENFE

De repente me imaginaba a una mujer solitaria, sentada en una terraza de verano, con un café con hielo en la mano, y un libro en la otra, pero no lee, está pensando, pensando en algo que no termina de enlazar con nada, cómo ha cambiado todo, de repente ya no es una niña, de repente todo es diferente a como ella pensaba, cambian los amigos, cambia el amor, cambian las personas, las calles, y el mundo. La ciudad se ha llenado de ladrillos que se amontonan formando pirámides que intentan tocar el cielo, intentando reírse de nosotros, pero lo triste es que son seres humanos los que las construyen. Alguien conocido pasa por delante de ella, intenta buscar su mirada para dedicarle un saludo, pero o bien no se acuerda de ella o bien no quiere acordarse, el caso es que ella sigue allí sola, pensando….

Yo aquí estoy otra vez, sola en el laboratorio, porque este trabajo ante todo es esperar, y esperar, …, se está formando una tormenta, pero seguro que no llueve hasta que yo no salga por la puerta del trabajo. La ley de Murphy, que cosa tan curiosa, todos pensamos que se cumple para cada uno de nosotros, y es que el asunto es que sólo nos acordamos de ella cuando coincide con lo que pasa, es como las supersticiones, predicciones o sueños, corazonadas, etc.
Ayer me pasó una cosa curiosa, este fin de semana me voy a Madrid, y saqué los billetes por internet, ¿por qué? A parte de porque me gusta el uso de la red para estas situaciones, porque no tenía tiempo de ir a la estación… El caso es que RENFE, pone un sistema que hace que la primera vez que haces una compra con una tarjeta tengas que ir a la taquilla a por los billetes, para comprobar que es uno mismo, y esas cosas, pero el problema es que es verano, y cuando fui a la estación me hacían sacar el billete por la taquilla de venta anticipada, para la cual había que coger un papelito de los de “pida turno por favor”, el ticket, muy mono, y muy digital, decía tiene ud. Delante a 42 personas, jajaja, qué ilusión, tener delante a 42 personas con sus 42 papelitos para 4 taquillas. Eché cuentas, si en 10 minutos que llevo han pasado del 450 al 454, me va a dar medianoche hasta el 492 que llevaba yo, y además como el parking está en el quinto infierno y es carísimo, decidí aparcar mal, en la puerta (todo el mundo aparca allí), el problema es que yo no estuve un cuarto de hora, que era lo que pensaba en un principio, a la hora, cuándo ya sólo me quedaban 10 números, un señor muy simpático dijo por megafonía que retirara mi coche mal aparcado….. Total que me quedé sin billetes de tren, después de más de una hora esperando, y eso que sólo quería que me los imprimiesen.

Hoy por fin tengo los billetes, después de un intento en el que mi madre haya ido a por ellos, y la hayan enviado de vuelta a casa después de otra hora esperando, la pobre ha puesto de vuelta y media al señor de atención al cliente. Eso sí, dicen que a la tercera va la vencida, he ido al mediodía, y he conseguido que me los dieran en 5 minutos, en fin…. Ayer no fue un buen día para mi relación con RENFE.

¡Qué gusto!, me acabo de dar cuenta de que ya llueve, y todavía no he salido de trabajar, la pena es que tampoco disfrutaré del fresquito que se queda.

Hasta el próximo día….

martes, 21 de junio de 2005

Primera página

Parece que existe una nueva forma de escribir, según dicen algunos es una nueva era, los blog's, yo que presumía de escribir hace tiempo, que me gustaba contar historias, inventarlas y redibujar este mundo con mi imaginación, aunque hace años que ya no hago mi pequeña literatura, tal vez encuentre en este rincón, una manera de comunicarme con el mundo, sin decir nada a nadie concreto...

El caso, es que hoy es un día de calor, un día de verano sin serlo, que acabará con una tormenta que se está iniciando y que en mi ciudad no servirá para nada, hace falta que llueva, y la naturaleza, que se ha enfadado con nosotros, hará que llueva, pero poco y todo de golpe, lo justo para que suban los vapores del asfalto y el calor siga siendo insufrible.

Yo estoy en el trabajo, sin nada que hacer, hace dos minutos que se ha acabado mi horario, y sin embargo sigo aquí, no sé muy bien por qué, quizás me de pereza mojarme, en fin... supongo que cuando acabe esto me moveré. A veces, me quedo anclada en un lugar, y pienso, hoy no toca, llevo un rato intentado reflexionar sobre qué escribir, pero no se me ocurre nada, así que lo voy a dejar porque al final aburriré al que lo lea.

Hasta el próximo día.