sábado, 18 de septiembre de 2010

Welcome back!

Hoy vuelvo a casa, vuelvo a tocar el teclado de este ordenador con un fin completamente personal, no laboral, no con el fin de que nadie me oiga, sólo porque quiero escribir.
Los años no han pasado en balde, ahora somos más viejos, más conscientes, o tal vez no, pero seguramente somos más felices. Ahora que los tiempos no acompañan, que esta maldita crisis nos aprieta, y nos ahoga lo justo para no alcanzar a morir pero sí a sufrir, ahora que el mundo es más difícil que ayer, valoramos más las pequeñas cosas.
Tal vez era necesario recordarnos el dolor, el sufrimiento, la austeridad, para agarrarnos a lo bello de cada día, al amor, a la confianza, al día a día, con lo justo, sin lujos. Tal vez aprendamos algo de estos años, y podamos enseñarles algo a nuestros hijos, que el dinero viene pero es traidor, que los caprichos forman parte de nuestra vida, pero debemos ser capaces de no desearlos, o de sentir simplemente eso, el deseo, y no la posesión. En estos días cuatro paredes, aunque recojan poco espacio, son mucho. Y los dos pimientos que quedan en la nevera, son una rica cena si los mezclamos con huevo y patata y aliñamos la cena con agua del grifo (al fin y al cabo, dicen que el agua de mi ciudad es muy buena), está caliente y es más de lo que muchos tienen.
Hoy doy gracias porque el lunes me levantaré pronto porque tengo un sitio en dónde trabajar, y donde soñar con mi marido y mi perro que estarán por la noche, cuando juntos recordemos que el mundo no puede con nosotros si nos sujetamos los unos a los otros.

Aquí firmo mi vuelta, no sé si será larga o corta, pero vuelvo a casa, porque escribir lo que se me pasa por la cabeza me cura el alma y me devuelve algo de mi optimismo.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Tradición cafetazo

Es Nochebuena, son las 10 de la mañana y yo me peleaba con el siguiente párrafo...

"These findings confirm that hepatic output and pool size of biliarey bile acids play a critical role in intestinal cholesterol absorption by the regulation of intraluminal bile acid micellar concentrations. Hydrophilic and hydrophobic bile acid feeding studies in mice show that changes in the hydrophilic-hydrophobic balance of biliary bile acid pool influence cholesterol absorption..."

Yo estoy en casa.... escribiendo, mi tata en la biblio (me pregunto si estaría más concentrada allí que aquí) y me vienen imágenes de hace 4 años, cuando el 24 de diciembre era un día más de estudio sin estudio. Lo pasábamos mal porque la cabeza nos pedía trabajo, y el cuerpo Fiestas... La gente se felicita la Navidad, se va a tomar aperitivo, vinos, cava.... y nosotras, encerradas, ella estudiando, yo tesineando una vez más. Así que, siguiendo a una tradición que quedó olvidada, colgaré la tesis por ahora, me ducharé, recogeré la casa, pasearé al perro (una encuentra 10000 cosas mejores que hacer cuando está en casa) y me iré a buscarla para tomar un café. Si hoy es el día del Señor, que menos que descansar un poco.

Tata! allá voy!!!!!

FELIZ NAVIDAD A TODOS!!!!!!! DISFRUTEN DE SUS FAMILIAS!

jueves, 20 de diciembre de 2007

Actualizando...

Entre montañas de papeles (casi todo "papers" como se dice en mi profesión, y alguna tesis a punto de descolgarse de la estantería) me escapo de las palabras pseudocientíficas que me rodean entre saltos de página, márgenes con vida propia y fuentes varias.... (de letras)... Y hablando de ello, cómo puede ser que cueste más elegir el tipo de letra que uno va a utilizar en su memoria de Tesis doctoral que un vestido de novia. Y cuando lo digo es porque lo he comprobado, aquí va un detalle, se casa una amiga mía, muy querida, por cierto, y lleva mirando vestidos de novia un mes aproxidamante, ya lo tiene elegido y con las medidas tomadas. Aquí, servidora, comenzó a escribir la memoria allá por septiembre de este añoque se acaba (si bien es cierto, que durante 3 meses no conseguí pasar de 6 páginas), pues que sepáis, que ahora, unas cuantás páginas más avanzada, sigo sin tener claro si me gusta más la Lucida o la Calibri, por no hablar de los tamaños, de los títulos, de los puntos, comas.... Monotemática, queridos míos, me he vuelto monotemática, y ésta es la razón por la que he dejado de transmitir mis paranoias al blog.
Si, Tata, también influye mi maravilloso compañero de vida y de convivencia. Pero realmente, siempre he escrito en mi descanso del trabajo, así que... no hay excusas.
Dejando a parte mi amargura.... Una reflexión: Las cenas de empresa, departamento, sección, etc.
¿Qué opinamos? Para mí existen dos versiones completamente opuestas:
1. Son útiles, es una manera de relacionarte con tus compañeros de trabajo fuera del ambiente laboral, que tan desagradable nos resulta habitualmente. Lo pasas bien, bebes vino, comes bien, a veces, tienes temas de conversación que jamás pensaste que sacarías frente a tu jefe/a, y en general, hace que nos conozcamos todos un poquito mejor. Punto positivo para las cenas de empresa!!
2. Inútiles, aquellos compañeros que se llevan bien, ya lo hacen antes de una cena de Navidad, los que no se hablan, no lo harán en la cena, e incluso se sentirán incómodos por tener a una persona que les desagrada, comiendo cerca. Al jefe lo aguantamos todos los días, y encima también lo tienes que aguantar con tres copas de más, contándote sus batallitas juveniles, mientras que te lo imaginas con la corbata en la cabeza subido a la mesa... Además, seamos sinceros, el espíritu navideño dura sólo un par de semanas, y el día 8 de enero ya estaremos todos dedicándonos al deporte nacional.... "¿Te fijaste en Fulanita? iba maquillada como una puerta... y con un escotazo... Yo creo que se estaba insinuando al secretario del dpto. tal, que además está casado..." Y ellos, "A Pepe se le soltó la lengua después del vino!, iba persiguiendo a una rubiaza que había en la discoteca.... cómo se entere su mujer!!!"
En fin... por actualizar algo en el blog y crear un poco de polémica.

Mientras tanto, seguiré dedicándome a lo mío que el tiempo corre.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Tierra

Ayer cotilleando me encontré con esta preciosidad por la web. Y como dicen, cuentan y rumorean que últimamente no escribo, os dejo algo para que vayáis meditando hasta mi vuelta definitiva.

lunes, 27 de agosto de 2007

Juegos de mujeres

Ellas eran 4, la pequeña contaba 25 y la mayor había estrenado los 30, pero en una mesa de un bar, jugaban como niñas a ver cómo giraba la medalla que una llevaba colgada en el cuello.
Todavía lo veían lejano, pero soñaban con su familia perfecta y proyectaban sus ansias en las oscilaciones de aquella cadena.
Ella, la más joven, cerraba los ojos, y se sorprendía así misma. El resto canturreaban: Chico, un chico.... Otro... y... - Que se pare ya, por Dios, decía ella - una niña.. y... - Ahora sí, ya, vale. - Se paró.
Entre risas comentaban que en el fondo no se lo creían, pero ahí las tenías, observando cómo giraba el péndulo, dando pequeños gritos de sorpresa, poniendo una y otra vez la mano para, o bien comprobar que el resultado se mantenía, o bien intentar que cambiara.
El tiempo pasó y aquello se diluyó....
Años después se encontraron 2 de aquellas mujeres, una de ellas peleaba con un chavalito por ponerle una cazadora y una bufanda, mientras el marido tapaba los piececitos de una chiquilla con una mantam, la niña se había quedado dormida en la silla. La otra mujer se baja de un coche, abre la puerta de los asientos traseros y coge a una niña de dos años en brazos, le pone un anorak rosa y le ajusta sus pequeñas katiuskas. El marido guerrea con dos muchachos de 4 y 6 años que no dejan de discutir, con cara de cansado les desabrocha los cinturones y los da por perdidos.
Las mujeres se miran, se saludan, se sonríen y una de ellas, se echa la mano al cuello de donde le cuelga aquella medalla con la que jugaban años antes.
Al final no supimos si se cumplió o hicimos que se cumpliera.

miércoles, 11 de julio de 2007

Ella... en la estación


Una maleta con ruedas arrastrándose por el andén de una estación, una mujer perdida, temblorosa, los cordones de las sandalias se desatan y ella corre, porque el tren no espera. Un tirante de un vestido mono que se cae en el momento menos adecuado, ella suspira, se agobia, sólo quiere llegar a su destino, sólo quiere correr… Seguramente su equipaje pesa más de lo necesario, pero no importa, ella sólo quiere llegar a su destino. Una vez en el tren el tiempo se eterniza… parece que se haya congelado, y mientras su pie tamborilea piensa “Date más prisa, por favor, llega antes de lo esperado… corre, por favor, corre”. La entrada en su destino se agarra a su vientre, le deja sin respiración, siente que los nervios han atrapado a sus pulmones y casi le falta el aire. Rebusca en el bolso, ella recuerda haber metido un neceser con cuatro pinturas, busca desesperadamente la polvera mientras duda si levantarse del asiento, coger la maleta y prepararse, o esperar… Primero la polvera, se observa, tiene cara de cansada, pero todos sabemos que se le pasará cuando llegue, repasa otra vez su pelo, su vestido… nunca se gustará del todo, pero no importa, el tren ha parado.
Al apearse siente por primera vez miedo… ¿y si no está? Un punto, un lugar, una hora, demasiada gente corriendo de un lado a otro, ¿y si no la recuerda? ¿y si no es cómo antes? Le flaquean las piernas, se asusta, se fija en todos los rostros apresurados, parada busca el café y duda hasta de su propio nombre, una mesa vacía, se sienta y espera…

P.D.: Podéis participar... a ver qué pasa?? Yo os pondré lo que ocurre próximamente.

jueves, 5 de julio de 2007

Y más retales

A veces dibujo paisajes en los sueños que desdibujan la realidad, esa oscura ciudad en la que me sumerjo cada amanecer, llena de edificios en llamas de donde la gente sale huyendo cuando la sirena clama. Y yo te busco, a la salida del trabajo, pero otra vez no estás... porque a veces, es más difícil librarme de la carga del día a día sin tu compañía...
Y entonces berreo, contra la distribución geográfica de los corazones aislados, contra los que no nos permiten 40 m2 de calma, intimidad y mimos, contra la locura de los transportes entre las ciudades, contra el capitalismo, y sobretodo la distancia...