jueves, 26 de abril de 2007

Repaso de mis pasos III -Universidad-

A los 17 me enamoré de nuevo… harta de llorar como una magdalena, me encontré con un chico que me provocaba (siempre me gustaron los chicos que me daban caña… creo que hoy en día empiezo a aprender, o no) y me sacó del lagrimeo. Me regaló el nerviosismo, la locura, la tontería… me enganché tanto a él que compartí con él mi adolescencia y una parte de mi juventud, tuvimos juntos un millón de primeras veces, primer día de carrera, primer día de trabajo, primer viaje con la pareja, primera comida familiar, primer piso compartido, etc, etc. De esta historia he hablado demasiado, así que prefiero dejarla allí… duró exactamente desde el 30 de abril de 1999 hasta el 4 de noviembre de 2005, allí murió y allí descanse en paz.
No fueron los mejores años de mi vida, creo que los mejores años de mi vida están por llegar, o comenzaron con el final del 2006, cuando mi vida comenzó a ir sobre las ruedas que yo domino. Fueron años difíciles en los que no tenía de casi nada, pero me sobraba amor, el que le profesaba a él y el que él me profesaba a mí. Fueron años difíciles en salud, difíciles a nivel familiar, duros porque me faltaba tiempo para el ocio, y mis niñas estaban demasiado lejos.
Él me dijo una vez… “Me dejaste cuando empezabas a ser feliz” Le dejé porque yo quería ser feliz y él no quería serlo. Todo iba bien juntos, todo era perfecto, pero nos faltaban tantas cosas, mejor dicho, no me atrevo a hablar por él, a mí me faltaban sensaciones, situaciones, aventuras, alegrías, yo quería ser joven y la responsabilidad que cargaba sobre mis hombros no me dejaba preocuparme por mí misma.
No me arrepiento de aquella época, cambié de ciudad, Barcelona abrió mi mente de golpe, conocí gente nueva… Recuerdo perfectamente el primer día de facultad, subía las escaleras desesperada por encontrar mi aula y muerta de miedo, cuando me encontré con una chica, nos preguntamos por la misma aula y nos convertimos en amigas… dos años después dejó la carrera y le perdí la pista. Conocí un montón de gente gracias al peor horario que podía existir, dos horas libres a mitad de mañana que hacían que 80 personas se conocieran tomando café. Aprendí a llevar una casa, a compartir piso y pelearme con mis compañeras de piso, a que no todo el mundo puede vivir con todo el mundo y descubrí el mundo de los caseros… (no haré comentarios). También descubrí que un 4,9 es un suspenso como un templo de grande.
Tardé tres años en darme cuenta que había gente que se convertiría en imprescindible para mi vida, y jamás pensé que el día que me subí al autobús de vuelta a Zaragoza (para siempre) lloraría tanto como lo hice, no fui capaz de despedirme de nadie, pasé más de tres horas llorando. Sentí que perdía a parte de mi familia: Javi, Eloy, Miri, Itz, Lau, Laia… Tenía 22 años y me enviaban al mundo de golpe.
Durante los años de universidad trabajé los veranos para pagarme las vacaciones que tardaban demasiado en llegar, y que servían para que la pareja perfecta que formábamos mi novio y yo, en lugar de disfrutar, peleáramos sin parar. De todos modos, resultaron divertidos, y me curtieron como mujer y para mis futuros trabajos.
En fin… ahora que lo pienso, no fueron malos años, fueron años bonitos que me regalaron experiencias que guardo muy bien en mi memoria.

De aquellos años… me quedo con la gente. Os quiero y os echo de menos, sé que os visito poco, pero cada vez que voy, la vuelta se me hace demasiado dura.

sábado, 21 de abril de 2007

Murphy con suerte

Hay días, semanas o meses en los que es mejor dejar que el tiempo haga de las suyas y no rebelarse, así os voy a contar mis últimos días...
Todo empezó a torcerse cuando mi jefe me dice que me tengo que trasladar a Santander a realizar una estancia breve de trabajo (de esto hace aproximadamente 3 semanas y yo daba palmas con las orejas porque me moría de ganas de salir de esta ciudad que se me come por los pies a ratos), yo preparo todo lo que tengo que hacer para trasladarme y ellos se encargan de mi alojamiento. Mi objetivo era irme a mediados de mes de abril para poder estar de vuelta antes del 1 de mayo. El asunto no puede ser en las fechas previstas porque la gente tiene esa manía tan sana de cogerse vacaciones... (que está muy bien cuando eres tú el que se las coge y te sienta fatal cuando te afecta si otros se las cogen, ejemplo el clásico centro comercial que abre todos los festivos menos el que tú necesitas comprar algo urgentemente), pero no pasa nada porque mis queridos amigos con los que yo pretendía pasar el último fin de semana de abril preparan un viaje para esas fechas a la otra punta de España, y yo, por supuesto no puedo ir, y mis amigas del alma, repartidas por el mundo... eso ya lo sabéis. Así que asumo que sigo aquí y comenzaré mi viaje el próximo martes. Para redondear, no hay sitio en la residencia, me tengo que quedar en la última habitación libre de un hostal, y me han buscado un posible piso... para el resto de días (¿alguien está de acuerdo conmigo con que esto no van a ser menos de 2 semanas?... en mi trabajo el tiempo es un agujero negro).
Dejando el viaje y el trabajo a parte... esta semana y la pasada he perdido mi teléfono 2 veces, una de ellas en el coche, un día de lluvia horrible, después de remover todo el coche ochenta veces, recorrer bajo la lluvia todas las calles que había andado previamente, etc, etc, etc. Para que en un momento de desesperación, gire la cabeza y el teléfono estuviera a mi lado, en un sitio donde yo juro que miré varias veces. La segunda, esta semana, salgo a pasear con el perro y lo pierdo en el césped, una encantadora mujer llama a un amigo para que me avise al trabajo y pueda ir a recogerlo, ¿quién dijo que no quedaba gente honrada?.
El fin de semana pasado una chica de poco más de cuarenta kilos pegó un salto y cayó sobre mi meñique del pie izquierdo... todavía voy coja, pero tengo un encanto similar al de ese médico tan famoso, un poco borde que sale en la Caja Tonta los martes.
Nos vamos de Congreso!!! Todos van a hotel de 5 estrellas, pero yo me he quedado sin sitio hasta en el de 2!!!
Hoy... lo de hoy es de libro... Llevo las llaves de casa, y las del garaje en el mismo llavero, es enorme y perdí el llavero no hace mucho... Tras pasarme toda la mañana limpiando, decido ir a visitar a mi padre, al abrir el ascensor del garaje, las llaves caen por la rendija. Yo creía que eso no era posible, si llevaba unas 12 llaves!!! y me quedo con cara tonta, mirando el ascensor, con el perro en una mano, y las llaves del coche en la otra, preguntándome cómo voy a coger el coche si la llave del garaje está unos cuantos metros debajo del ascensor cuya puerta estaba sujetando, tampoco me podía ir a mi casa... ni conseguir otras llaves de mi casa porque todo el mundo está de viaje... pero yo creo que en unas horas conseguiré volver a mi casa porque últimamente tengo la Ley de Murphy con suerte, y primero me sale todo mal pero luego se arregla más o menos.

Ya está!! Necesitaba un poco de desahogo...

Creo que la próxima vez que escriba será desde Santander, si encuentro algún ciber cerquita de mi pequeño hostal.

Muchos besos y cuidado con Murphy que a veces es un poco borde.

viernes, 20 de abril de 2007

Dosis fotográfica, años 97-99

Lo avisé...




Perdonen la calidad de las fotos, pero son fotografías de fotografías...

¡Gracias a Dios que el tiempo ha pasado y nos ha permitido envejecer con dignidad! No me matéis por ésto, que os quiero mucho...

La primera imagen, un parque de Dublin 1998, amores, desamores, guerras y guerrillas, pero siempre juntas...

La segunda, Camino de Santiago 1999, hay momentos en la vida en que se puede llorar y reir al mismo tiempo.

jueves, 19 de abril de 2007

Risoterapia

Esta mañana he oído por la radio que las empresas empiezan a valorar en sus futuros empleados características como ser una persona risueña, alegre, positiva y sonriente... Tenemos un doble filo, aunque yo me voy a quedar sólo con uno, que las grandes compañías ya no saben qué hacer par descartar tanto curriculum de licenciado excesivamente preparado, y por otro lado... ¡qué bien! se valora que una persona pueda hacer más agradable una estancia de trabajo.
Voy a personalizarlo, yo me encuentro en un lugar de trabajo, en el que si no fuera por los ratitos de risas, diversión, jarana, y alegría... acabaríamos todos haciendo cola para tirarnos por las escaleras de emergencia cabeza abajo. Me gusta mi trabajo, pero me gusta sobretodo, porque tengo gente a mi alrededor que hace que el día sea más dulce. Con nuestros días de "seminario".... esas escapadas a comer de cuatro mujeres entre los 20tantos y los 30tantos, en las que dejamos de ser compañeras para convertirnos en confesionarios con patas y grandes amigas.
Tengo que reconocer que no son los mejores días de mi vida, pero voy a seguir riéndome, seguro que así se pasan más rápido. Y ya de paso, prevengo el infarto, alargo mi vida, o la hago más llevadera, conozco gente, soy más saludable, para mí, y para los demás... y consigo que los demás sonrían un poquito.

Queridos lectores... a sonreir, o mejor dicho, a reirse a carcajada limpia de todo, y sobretodo de uno mismo.

P.D.: Pies negros... busca la noticia que yo no la he encontrado en papel

miércoles, 18 de abril de 2007

Repaso de mis pasos II -Aquellos maravillosos años-

Hoy me gustaría teletransportarme, física, mental y emocionalmente a otra época...
Viajaremos juntos a un año, el 96, por ejemplo.
Yo tenía 14 años y me enamoraba por primera vez, mi hermano gateaba por las playas de una isla, mis amigos me esperaban desperdigados por las casas veraniegas, y allí sufrí, mi primer amor, y mi primera ruptura. Fue la primera vez que me rompieron el corazón y la primera que yo se lo rompí a alguien... Aquello me dolió tanto que pasé año y medio destrozando todos los corazones que pillaba por el camino, me los comía a grandes bocados. Fue entonces, también, cuando descubrí el silencio (ya lo había descubierto algún año antes... era una adolescente callada, rebelde en mi introspección, con un rico mundo interior, y grandes lagunas oscuras donde me perdía y no llegaba a encontrar el norte), y en el silencio me sentía incomprendida, por los chicos que no me perseguían, por las amigas que peleaban constantemente, por aquel mundo donde no encontraba mi lugar... Por mi compañera de batallas, que se había ido un poco lejos, aunque habitaba en la clase de al lado, nos queríamos en la distancia.
Creíamos que nos comíamos el mundo y tan sólo teníamos 14 años... llorábamos por todo y no era nada, sufríamos grandes amores como si de tragedias griegas se trataran, y ahora... aquí nos tienen... superando relaciones fracasadas, una tras otra, con el corazón remendado tantas veces que ya no importa un remiendo más. Intentando no comernos la rana, aunque hayamos dejado de creer en cuentos de príncipes azules. Ya no creemos en el amor como lo hacíamos antes, pero tenemos fuerzas para decir que es el motor del mundo, y por supuesto el nuestro.
Los amigos han dejado de tener el sentido que tenían en aquellos años, y sin embargo, se han convertido en nuestra familia. Y la familia, ya no discutimos ni guerreamos... ellos son el apoyo, aceptan todas las decisiones que tomamos, a veces rechistando, otras... suspirando.
En aquellos años encontré un amor, contaba con quince años y me enamoré tanto, que mi madre me lo notó nada más verme... Primera tormenta amorosa. También encontré una verdadera amistad, de esas que duran tantos años, que empiezas a perder la cuenta (todavía no han pasado los 10), redireccionó mis emociones y me ayudó a sacar toda la creatividad que yo perdía por el camino -muchísimas gracias por llevar tantos años haciéndome crecer y creciendo conmigo- ya no éramos dos, nos convertimos en tres (quién no recuerda esas pestañas de araña de un 20 de noviernes... cómo ha pasado el tiempo)... Seguíamos comiéndonos el mundo, riendo y llorando, noches enteras a carcajada limpia en un futón embobadas por las hormonas.
No siempre fue todo bueno... pero fueron años que recuerdo muy bien... Aquellos maravillosos años, que no fueron mejores que los que ahora vivo, pero marcaron el sendero por el que he ido caminando y me regalaron mucho, mucho, mucho...

Aquí os regalo el repaso de un par de años más... de los 14 a los 16 aproximadamente. Hoy hace dia de verano, y con este texto me he ido de vacaciones a algún pueblo de montaña, alguna playa, algún país extranjero, y siempre perfectamente acompañada (Gracias niñas me hacía falta).

Bsks

P.D.: Amenazo con foto de aproximadamente el año '97... queda pendiente!

martes, 17 de abril de 2007

Día tonto

Hoy tengo el día tonto, será que no me apetece estar sola (¿raro?, no, sólo es un día), será que demasiada gente se ha ido, será que, a veces, hay que tener el día tonto, para reirte un rato al día siguiente, para sonreír un poco cuando el día no es tan tonto. Será que, a veces, todo sale torcido aunque no quieras, y es mejor dejar que todo pase... porque al final el sol sale, ¿no? Conste en acta, que no estoy llorona, simplemente... hoy no estoy... Pero cada vez que el día sale un poco nublado (aunque no será por el calor que hace fuera de estas cuatro paredes), me apetece oír esta canción. Pero aviso a los que se preocupan por mis sinfonías musicales... no la he escuchado todavía!!! y esto se me pasa rápido, ya me conocéis ;).

Día tonto -Pastora-

Me he quedao planchá
De no saber dónde voy a ir a parar.

Me he hecho un croquis pa controlar el sistema

Pero hay una tecla que toco y toco

Y nunca suena.

Que será esa nota que me da tantos problemas

Qué bien me sientan los treinta

Aunque mi piano chute cómo quiera.


LLORAR LLORAR LLORAR


Hoy tengo un día de esos majaderos

Que me cae mal to el mundo

Y que lloro porque quiero

Que el desorden me acompaña

Que el descuido me amenaza

Que me arrimo a la nevera

Y no me apetece nada de nada


No puedo dejar de llorar, tengo el día tonto

De esos que por más que salte

Toco el suelo pronto.

Y correr del revés, qué merdé!


Debe ser que al verte he notao que la risa va y viene

Y tú vas pasando

Y he buscado en la planta de mis pies

Un camino hacia el placer.


LLORAR LLORAR LLORAR


No puedo dejar de llorar, tengo el día tonto

De esos que por más que salte

Toco el suelo pronto.

No puedo dejar de llorar


LLORAR LLORAR LLORAR


Debe ser que el tiempo me ha viciao
Con tanta tontería se me va escapando
Me vestiré despacio y volveré

A tantear por mis pies.

Dícese tantear mis pies o dedicarme un poquito a terracear, y a pensar que dentro de una semanita veré el mar... algo bueno tenía que tener. Por cierto... fecha de vuelta sin decidir.

Besos para todos!!!

lunes, 16 de abril de 2007

Repaso de mis pasos - capítulo 1-



Como tengo una pequeña depre pre-cuartito de siglo he decidido superarla a base de hacer un pequeño repaso de mis pasos…

Durante años mi infancia ha permanecido en el limbo de mi memoria. Ahora hago esfuerzos por recordar. De mi niñez me quedé con cartas escritas con lápices de colores que metía en el buzón de mi casa los sábados por la mañana para que mi madre se las encontrara cuando llegara del trabajo. Unos cuantos malos recuerdos de los que hablar ya no me deja aquel sabor amargo de las cosas que se han quedado ancladas en un corazón, ya de por sí, no excesivamente sano. Una niña… que hoy en día se ha convertido en una mujer con corazón de león y nobleza baturra, me amargaba las siestas, desarrolló mi corazón guerrero, y suplió a aquella hermana que nunca tuve, provocando peleas, lágrimas, tirones de pelo, amores y desamores, gritos, horas de teléfono con padres berreando de fondo “Pero… si os acabáis de ver en el colegio y os veréis mañana…”, más lágrimas en su ausencia. Con ella aprendí lo que es sentir la ausencia de alguien a quien quieres… con ella aprendí a echar de menos (¡y cuánto te estoy echando de menos!). Me quedé con unas cuantas piezas de Lego, con las que me gustaba crear construcciones, creo que era un aviso de lo que me costaría encajar las piezas de mi vida y cómo tendría que aprender a recolocar y reciclar a lo largo de toda mi vida. También recuerdo mis viajes por el mundo… una niña trotamundos me volvió una mujer independiente y voladora, o culo-inquieto como dice mi made.

Todos estos recuerdos vienen por algo, el otro día paseando por un lugar de mi barrio donde solía pasar las tardes con mi abuela, vinieron a mi millones de recuerdos dulces, aquel lugar que en mi niñez estaba repleto de infantes corriendo, saltando a la comba, jugando a la goma, al fútbol, patinando… ¿qué estarán haciendo todos aquellos niños que compartían conmigo las tardes de primavera-verano? ¿Se habrán besado en esos bancos, como yo lo hice en mi adolescencia? ¿Se sentarán como lo hago yo ahora?, a ver pasar gente, parejas, amores, discusiones, con un libro en la mano, mientras Whisky da brincos y molesta a una pareja de abuelos, que tras más de 50 años de amor, siguen saliendo a pasear los domingos, aunque ya no tengan nada que decirse.

En mi niñez, no fui una niña perfecta, ni tuve una infancia perfecta, ni el mundo era como a mi madre le hubiera gustado, ni los hechos sucedieron como nos hubiera gustado, demasiado solas, demasiado apretado el cinturón, demasiado trabajo, demasiadas ausencias, una infancia sin infancia, crecí muy rápido. Pero las cosas que pasaron fueron las que me hicieron quien soy, y hoy en día, me siento muy orgullosa de ser yo. Aunque ya me imaginara con un cigarro colgando de mis dedos, con una desastrosa vida amorosa, pero una bonita carrera vital. Y es que si algo he hecho a lo largo de mi vida ha sido vivir, soñar, amar, enloquecer, revolver y volver a recolocarme, y todo ello plenamente intensa.

En el próximo capítulo… de los 14 a los 18. (El de la foto de arriba es Ligón, mi primer perro, el de la de abajo es Whisky)

P.D.: Todo lo que fue, todo lo que pasó, todo lo que soñé, todo lo que logré, todo lo que el mundo, el destino, las estrellas, la familia, los amigos, los amores, los desamores, los compañeros, los profesores, los libros, las canciones, todo lo que mi vida me regaló, bueno y malo, hizo que yo existiera, y por ello os doy las gracias.

viernes, 13 de abril de 2007

Aguas bravas

Imagen de Santander un día de tormenta.

Tras la tormenta siempre llega la calma...
Aislada del mundanal ruido oiré mis pensamientos mirando al mar, y si las aguas se revuelven, allí escucharé las palabras que me dicte el corazón.
Esperando que los días pasen para encontrarme con el agua salada, la playa y la humedad del Norte, donde me espera la soledad que a gritos vendo por cuatro céntimos cada día de mi vida.

Muchos besitos, desde la ciudad del cierzo mojada!!!!

P.D.: Recordemos una vez más aquellos Pájaros Mojados de Quique González.

lunes, 9 de abril de 2007

Hablando en silencio


Cómo hablar… si las palabras se me enquilosan en la garganta y se esfuman hacia el estómago huyendo de mi cuerpo. Si mi mente se queda vacía cuando las lágrimas eluyen los pensamientos, tan vacía que el silencio retumba en las paredes de mi cráneo.

Cómo hablar… si lo que quiero es dibujar auras de colores en los rincones de mi vida, si soñar es un motivo de existencia tan hermoso como el pensamiento. Para qué hablar si el silencio que existe entre tú y yo ya es un medio de comunicación, y pasar horas escuchándote alimenta las palabras que me trago.

Cómo hablar contigo, si tú eres yo y yo soy tú, las partes encontradas de un único ser que se soltaron la mano hace demasiado tiempo, tú la niña, yo la mujer, te necesito y me necesitas. Durante demasiado tiempo hemos permanecido perdidas, tú me buscabas y yo me escondía en un rincón de tu vida para verte crecer, ahora eres mayor, suficientemente mayor como para que sea yo la que ande, y tú, de mi mano, susurrándome caprichos al oído, pero seré yo la que decida el camino que debemos seguir.

Cómo gritarle al mundo que quieres formar parte de él, atreviéndote a levantar la voz, hazte oír cuando tu voz necesite ser escuchada. No dudes, simplemente grita, pero no grites en exceso y sin motivo, sé cautelosa, pequeña, porque tu voz perderá el sentido si es una agresión constante a los oídos de los que te rodean, pero si eres discretamente silenciosa, tus palabras elevadas serán escuchadas.

¿Cómo aprender a pedir si no tuviste deseos? Pero ahora los tienes, hazte oír, muéstrate, no te ocultes, si no me los cuentas no podré atenderte, si permaneces escondida en la oscuridad no podré mostrarte lo hermoso que es el sol.

Cómo hablar si mis deseos de palabras son tan sólo ligeros trazos en el aire, que desean darte una pauta para que seas tú la que descubra el camino, y yo, quietecita, desde aquí te observo.

Cómo hablar si tú no hablas… Prefiero mirarte sin que me veas, si pudiera me convertiría en un golpe de viento y apoyaría mi barbilla sobre tu hombro, para que no me vieras pero me sintieras.

Cómo hablar, si lo único que sale de nuestras bocas últimamente son mentiras… para que decirte si tú no escuchas, para que esforzarse si yo me pierdo entre el ruido de las hojas antes de saber lo aburrido que resulta tu día. Para qué hablar, si ahora ya solo gritamos, y los tonos de las palabras han perdido su sentido.

Cómo hablar… si decirte que el tiempo se te está esfumando, pero que no importa porque estaré a tu lado mientras se escape, resulta más doloroso, que un cauto silencio.

¿Cómo sacar la fuerza para decirte definitivamente adios?, hace tanto que te fuiste que no hacen falta palabras para darle más fuerza.

¿Por qué no hablar si me ahogan las palabras que se me atragantan? Si no dijimos tantas cosas en tantos momentos, que el tiempo nos robará un día la lengua ya que hoy en día, empieza a perder su sentido.


Para tod@s los que alguna vez se dejaron algo por decir...