martes, 20 de diciembre de 2005

Me cuesta tanto...

Lo siento chicos, pero últimamente estoy un poco melancólica, y como tengo cierta tendencia a torturarme con las canciones y estas cosas, pues nada, que sigo con ellas. Además, últimamente soy la niña de los puntos y finales, y como tengo por ahí un post en borrador, que no termino de querer publicar y trata de este tema, pues nada, me limito a poner la letra de mi canción preferida de Mecano, y ya está, que así se entiende todo muy bien. Un beso a tod@s y no os enfadéis conmigo, que al final se me pasará y estaré más animada.

Entre el cielo y el suelo hay algo

Con tendencia a quedarse calvo de

Tanto recordar

Ese algo que soy yo mismo

Es un cuadro de bifrontismo que

Sólo da una faz

La cara vista es un anuncio de Signal

La cara oculta es la resulta

De mi idea genial de echarte

Me cuesta tanto olvidarte

Me cuesta tanto…

Olvidarte me cuesta tanto

Olvidar quince mil encantos es

Mucha sensatez

Y no sé si seré sensato

Lo que sé es que me cuesta un rato hacer

Cosas sin querer

Y aunque fui yo quién decidió

Que ya no más

Y no me canse de jurarte

Que no habrá segunda parte

Me cuesta tanto olvidarte

Me cuesta tanto olvidarte

Me cuesta tanto…

-Entre el cielo y el suelo- Mecano

lunes, 19 de diciembre de 2005

Déjate convencer

Para quien desee ponerse triste de vez en cuando y para tí... "perdición".

Una día la vida echará abajo tu puerta.
Rendida, acorralada te pedirá cuentas
por este fracaso,
por haberme mentido.
Y no encontrarás al hombre que te ponga a salvo,
que el hecho de estar vivo siempre exige algo.
Déjate convencer,
duerme esta noche conmigo.
Que el amor se encuentra antes si se busca.
Mira que casualidad si yo fuera tu hombre
y la duda de haberte dado luz
no te deja dormir nunca.

Déjate convencer.
Ya habrá alguien que se haga cargo
de recoger las culpas de este pecado.
A donde iré, sin este abrazo.
No te puedes negar,
no sea que nuestro pasado nos llegué a atrapar.
Esta noche está en nuestras manos decir alguna verdad
que ya, que ya mentimos a diario.

Anda, echa un vistazo a tu alrededor,
no seas tonta,
mira que no hay un alma que llevarse a la boca,
que hay que repartir caricias
y esta noche me toca.
Que yo también comparto los mismos miedos,
también busco una cinta para atar el tiempo.
También arrastro conmigo una cadena de sueños.

Un día la vida echará abajo tu puerta.
Rendida acorralada te pedirá cuentas
por este fracaso,
por haberme mentido.

-Déjate convencer- de Ismael Serrano.

www.ismaelserrano.com


jueves, 15 de diciembre de 2005

Intensidades

A los 15 supe toda la verdad, que yo nací para volar, a los 18 éramos extraños…

En fin, así empieza la canción de Amaral de la que hablaba el otro día.

Subidas y bajadas, ¡llevo una racha!, un día estoy arriba y otro abajo, y en el fondo, tengo que darle la razón a “mi novia”, y es que soy una mujer de relaciones intensas, es decir, que hago amig@s enseguida, bueno, no son exactamente amigos, el caso es que me gusta mucho conocer gente, y lo hago de manera rápida, conozco a una persona, me interesa, me abro, empiezo a hablar y a escuchar sin parar, y si me gusta lo que veo, me quedo, tampoco pido una relación larga, me refiero a que no exijo que nuestra amistad sea eterna, me conformo con que si nos llevamos bien, la cosa se mantenga durante una temporada.

Recuerdo, perfectamente, el día que una compañera de piso nos dejó tiradas (a la que ha sido mi compañera de piso hasta que me independicé y a mí) de la noche a la mañana, Itz me llamó por teléfono y me lo contó y como era finales de agosto, la cosa nos corría bastante prisa, así que colgamos los carteles en Barcelona bastante rápido, al día siguiente me llaman por teléfono, un chico y me dice que ha visto el cartel en la facultad y su novia busca piso, la chica era de Zaragoza, y yo estaba en casa de mis padres estudiando para los exámenes, le dije que le diera mi teléfono, quedábamos para tomar café y así lo hice. No la conocía de nada, pero ese fin de semana cogimos el autobús juntas para Barna y nos pasamos 4 horas hablando sin parar, le enseñé el piso y se quedó, nunca discutimos, nos convertimos en íntimas, y como hermanas de la noche a la mañana. Ahora hace mucho que no hablamos, mucho, mucho, pero éste es un claro ejemplo de relación intensa y rápida. Y así soy yo. Muchas veces a la gente le gusta y se queda conmigo, otras salen corriendo, y de ésta última tengo un ejemplo de no hace mucho.

Es posible que me entregue demasiado rápido, no en cuestiones de amistad, que en este caso, más o menos me viene bien, porque la gente sabe que voy de frente enseguida, sino en esas relaciones que pasan por el dormitorio, y conste que no es en este tema en el que digo que vaya rápido (para los mal pensados). Es verdad que necesito guardarme un poco, para mantener el misterio, esto a los hombres creo que les gusta, y mi aspecto denota misterio, pero luego acabo con él bastante rápido. Me gusta ser sincera, ¡qué se le va a hacer!

No sé cuál es la mejor opción, supongo que depende del momento y de la persona con la que te encuentres. En el fondo, no me disgusta ser así, es una característica de mi personalidad que me ha hecho conocer gente maravillosa, una de esas personas es mis tata pequeña, a ella la conocí unas convivencias en el Monasterio de Monlora, nos pusimos a cantar mano a mano, y de eso han pasado más de 8 años, y seguimos siendo inseparables, o eso creo ¿no?.

También es bonito cuando algo llega suavemente, y hago referencia al post de la polilla, pero en el fondo, soy de la idea de que lo de suave no va mucho conmigo, soy más de golpes, ya lo dije una vez, me gusta encontrarme de repente, perdidamente enamorada de una persona, o sentir que he encontrado a la amiga perfecta (dígase novia) para el momento exacto que estoy viviendo (Carpe Diem). Eso sí, todo esto tiene muchos contras, y es que, a veces, te sientes sola, sin remedio y de manera imparable, simplemente sola, y entonces no sirve todo lo que tienes, porque consideras que necesitas algo estable que te haga sentir como en casa, yo ahora siento que he emigrado de mi Hogar, y me faltan cosas en la maleta que no encuentro en las tiendas de mi nueva ciudad. Entonces parece que la agenda del móvil ha decidido hacer desaparecer todos los teléfonos que tan meticulosamente habías guardado, porque muchas veces, en caso de emergencia, sientes que todos esos teléfonos no sirven para nada, porque la mitad, son de aquella gente que se ha asustado cuando ha visto tu intensidad, y la otra mitad, no han huido pero sientes que lo harán si les das un grito de auxilio, tal vez porque te consideres inoportuna, insuficientemente importante u otro millón de causas como estas.

El caso es que este post surge de un día un poco tonto, en el que me he sentido sola, y he recordado, que no es más que un producto de la vida que yo he creado y he decidido tener, así que, a aguantarse, no querías estar sola?, pues ya está, de vez en cuando, toca sufrir días tontos.

Besitos a tod@s.

martes, 13 de diciembre de 2005

Recuerdos desde BCN


Algo tan sencillo como un buen viaje cuando necesitas desconectar, puede alegrarte la semana más triste de tu vida. Y es que las calles de Barcelona, me sedujeron cuando era tan sólo una niña, y mi padre, de repente se fue a vivir allí. Aquellas calles angostas, me llamaban, las personas que habitaban, deambulaban, por aquella ciudad, que ya entonces, aún sin llegar a comprenderlo del todo, me parecía enorme. Cuando contaba con 18 añitos, y me consideraba la reina del mundo (hago un inciso para remitir al lector a una canción que yo le dediqué en su momento, cuando la oí por primera vez, a aquel hombre que inició su aventura por Barcelona, “Siento que te extraño” de Amaral), seguí los pasos de mi padre y me fui para allí, a estudiar, eso sí, mi vocación.

Cuando llevaba pocos días, deambulaba por las calles, sintiéndome sola, e independiente al mismo tiempo, miraba a la gente, y me preguntaba si conseguiría hacerme con aquella enorme urbe, pero yo era cosmopolita, y aunque se me resistió un poco, al final, me hice con ella.

Este puente, he vuelto, porque dejé muchas cosas allí, personas que me recordaban una vida feliz, un mundo bonito, que decidí dejar atrás por propia voluntad y por cuestiones de corazón y trabajo. Ahora que mi corazón está solo, sentí que me llamaba la tierra que me acogió, y de la que guardo muchas cosas y todas buenas.

Ver a mis niñas, con las que he compartido un millón de amarguras, y que cuando comenzamos a conocernos, debo ser sincera, pensé que aquello se quedaría en la facultad y no prosperaría (ahora que ha pasado un año y medio me como mis palabras), también he compartido un millón de momentos felices y hermosos. Esas risas en la cafetería de la facultad, hablando de todo un poco, y porque engañarnos, mucho de sexo, hombres, critiqueo, ropa, marujeo, series de televisión, uff, tantas cosas… Las siestas en medio de clase, las mías, cuando me caía de sueño encima de la mesa de diferentes filas, diferentes aulas, y Miri, me pegaba codazos para que me despertara. Nuestro último año, de desayunos, almuerzos, cafés después de las comidas y a media tarde, todos ellos corriendo de un lado a otro con los apuntes de biblioteca en biblioteca, y entre prácticas y clases, y para finalizar el día, una clarita, que no falte nunca, no? Todo eso lo echo muchísimo de menos, que no quiere decir, que de vuelta a mi ciudad no disfrute, simplemente, que aquellos ratos eran perfectos. También tengo un sitio para mis hermanitas, las niñas con las que compartí los peores momentos, los de crisis de ansiedad, los de angustia, tilas, desórdenes, tardes de domingo de batalla de limpieza, en fin, mi auténtica familia, mis compañeras de piso, hasta de los peores ratos guardo buen recuerdo. En fin, Itziar, estos ratos los comparto contigo, y tu si que sabes cuáles fueron buenos y cuales malos.

De la universidad no me quedo con los nervios, los exámenes y los malos profesores, me quedo con la familia que gané, como casi todos estábamos exiliados, nos convertimos en una gran familia, que tenía sus buenos momentos y sus malos, sus ovejas y sus cajas negras, llenas de secretos, que mal que algun@s quieran, no saldrán nunca a la luz.

La historia es que todo esto lo reviví en estos tres días de minivacaciones, y tengo que reconocer que si el domingo me hubiera llamado el jefe, y me hubiera dicho, te quedas en Barcelona que tienes trabajo allí por un tiempo, no lo habría dudado ni un momento, me quedaba, por los viejos tiempos, que parece que haya pasado una vida en lugar de poco más de un año.

En fin… todo aquello ya pasó, y se queda en mi memoria, para siempre, por lo menos cuando me siento sola en esta casa, donde ahora sólo estoy yo, me acuerdo de todos vosotros, y de que siempre tendré un sitio en la ciudad cosmopolita por excelencia, mi Barna.

miércoles, 7 de diciembre de 2005

Atracción fatal

Acabas de entrar en el bar, te miro, me miras, y la chispa está creada, los dos sabemos que todo lo que está por venir es lo de siempre, que no acaba bien, que nos lleva a las mismas frases de siempre, a las mismas miradas perdidas, a las mismas rayadas y como no, a querer hacerlo todo mucho más complicado de lo que en verdad es, porque, la única verdad es que no somos capaces de dejarnos llevar, ahora no, no queremos, no podemos, no tenemos el momento, ni el lugar, y la única manera de escaparnos de esta situación es destrozarla. Es un propósito común, tú deseas que esto acabe bien, yo deseo sufrir un poco y por eso, quizás, intento que acabe mal.

El mundo está lleno de atracciones fatales, ésta que acabo de describir no es sino una más, o una manera de verla. Últimamente, empiezo a ser experta en este tipo de situaciones, yo le deseo, él me desea, además existe un vínculo que podría convertirse en una preciosa amistad, y ambos nos quedamos allí, nadie nos dice que saliera bien o mal, pero la atracción es más fuerte que la cabeza, la química funciona mejor, incluso, que nuestros corazones, y nos lanzamos al abismo, con una caída libre. El problema es que, a mitad de camino, echamos de menos el paracaídas, y lo abrimos, tarde, lo suficientemente tarde como para rompernos todos los huesos del cuerpo, pero quedar vivos.

El mundo de los hombres y el de las mujeres, en el fondo, no se diferencia tanto como pensamos, tenemos las mismas preocupaciones aunque enfocadas desde diferentes puntos de vista.

Ahora que me voy acostumbrando a estar sola, me da miedo que vengan y me la arranquen de repente. Quizás por eso me limito a sentir la atracción, sólo química, mi cabeza, que todavía recuerda lo bonito que era estar enamorada, pide sentir otras cosas, pero no es el momento, y el corazón no está preparado, está hervido, sobresaturado, y se ha cansado de latir al compás de otra persona, ahora quiere relajarse, recuperarse, sentirse vivo para poder volver a latir con fuerza dentro de un tiempo.

Pero la atracción fatal no es un camino sencillo, y la cabeza da vueltas a todo, jugando a la soga-tira con mi vida. Porque deseas, pero no quieres, porque sientes, pero no estallas, y entonces empiezan las complicaciones, ya que además de tus historias mentales, dado que la otra persona, con la que no compartes la vida, todavía es un ser completamente independiente e individual, él tiene las suyas también, y, por supuesto se las guarda. En fin, que las historias que surgen para no complicarte la vida, como algo inocente y sano, al final se complican más, incluso, que las relaciones concretadas, en las que se junta la convivencia con los problemas cotidianos, y las discusiones habituales.

Complicaciones…, si no existen, las creamos nosotros.