miércoles, 23 de noviembre de 2005

Nos cuesta tanto olvidarnos...

Me cuesta ponerme a escribir sobre esto, supongo que todavía no puedo hacerlo con tranquilidad, pero siento un terrible impulso de comunicarme. Siento que me he automutilado, que me he provocado una gran herida, sobre la que echo alcohol cada ciertos tiempo, y en esos momentos escuece mucho, duele, sé que se cerrará, aunque la cicatriz permanecerá siempre, pero mientras el tiempo hace que se cierre, la veo sangrar, y sufro.

Hoy he encontrado el símil perfecto de mi estado, siento que alguien ha muerto, que una persona importante en mi vida se ha ido, no me siento desgarrada, porque sufría, yo estaba viendo como ella agonizaba, y yo sé que es mejor que se haya ido y que esté donde esté, a parte de en mi recuerdo, allí está tranquila. Luego me paro a pensar, y recuerdo que no ha muerto nadie, que una relación que se rompe, no se puede comparar con la muerte, pero es así como lo siento, siento que nunca volverá a ser igual, y que la añoro, pero a la vez, respiro tranquila, porque he dejado de sufrir viendo la muerte de algo que yo quería.

Guardo un recuerdo amable de cada gesto, de cada momento, de cada beso, guardo con amor todo lo que en ese tiempo viví, echo de menos muchas cosas, echo de menos las arrugas que se quedaban en la cama, echo de menos las tardes de siesta, el fin de semana se me hace largo y encuentro la nevera medio vacía, de hecho creo que mi vida se ha quedado medio vacía, y todo ha sido porque yo he querido automutilarme, cargarme la naranja que se había formado en mi vida, arrancar la mitad de los gajos que la formaban. Y no digo que me arrepienta, de nada de lo que ha sucedido en mi vida me arrepiento, puedo admitir con total convicción, que los últimos seis años y pico han sido los mejores años de mi vida, pero como todo en esta vida, llegaron a su fin, y yo tuve que acabar con ellos, haciendo sufrir a la persona que más quería en el mundo, porque lo que agoniza debe terminar muriendo, pero morir de una manera digna. El problema es que no me siento con el derecho de haber acabado con la historia, porque no era sólo mi historia, y provoqué esos malditos daños colaterales de los que no me siento, en absoluto satisfecha.

Algo no muere hasta que no lloras su desaparición, hasta que no empiezas a echar de menos las pequeñas cosas que lo acompañaban en cada momento, para llorar hay que destrozar parte del pasado, desgarrar parte de uno mismo, quitar las fotos de las paredes, y deshacerte mientras lo haces, arrancar las páginas del cuaderno que fuiste escribiendo y guardarlas hasta que la herida se cierre y vuelvas a ser capaz de leerlas sin sufrir.

Es muy difícil volver a creer en el amor después de esto, resulta complicado ver que has dejado pasar al hombre perfecto porque la maldita química de tu cerebro no quería funcionar, y resulta frustrante saber que mucha gente renuncia a la química pero tú no eres capaz de hacerlo, seguramente, al final se debe renunciar, pero yo, todavía no estaba dispuesta, y nadie me dice que no termine haciéndolo, pero no ahora, porque quería demasiado como para sufrir por este amor que no terminaba de cuajar, que en un momento fue perfecto, pero ahora había dejado de serlo, para simplemente existir.

Y es verdad que la llama nunca se apaga, estoy convencida de que la llama nunca se nos acabará, pero se quedará flotando en el aire, en recuerdo perpetuo de lo que fue, y ya no es, como recuerdo de un alma perdida, del alma de aquella historia que murió, murió en su presencia pero permanecerá siempre en mi mente, y en la del hombre que, una vez amé, y le amé tanto que se me encogía el pensamiento.

Desenamorarse queriendo no es fácil, igual que no lo es enamorarse queriendo, y todo lo contrario que desenamorarse sin querer, que tú lo evitas, luchas, desarrollas tu propia guerra contra lo imposible, sin saber por qué, pero luchando contra algo, constantemente, que ni ves, ni oyes, ni quieres sentir. ¿Por qué hacerlo cuando tu estado anterior era lo mejor que conocías? Sentirse amado y amar a alguien es algo inexplicable, como si tragases piedras sin masticar, y se te quedasen enganchadas al estómago, de manera permanente. Estar enamorado es la forma más hermosa de ver la vida, y te sientes hermoso, tus ojos cambian de color, tu humor se vuelve dulce, todo es bello a tu alrededor, todo lo que deseas se te antoja alcanzable, y si la luna no diera tanta pereza, llegarías, la cogerías, y se la regalarías a tu amado, pero todo esto que yo cuento, ya lo decía alguien en una canción, mucha gente en poemas, libros e historias que se repiten. Lo que nadie fue capaz de explicarme es lo vacío que uno se siente cuando todo eso se va, porque puedo imaginar lo que se siente cuando te lo arrancan, dolor, mucho dolor, pero cuando simplemente te despides, como quien se despide de alguien en un avión, con la certeza de que no mirará atrás al entrar por el túnel, y de que pese a existir, seguramente en otro lugar del mundo, tú no lo tendrás delante, ni lo verás, ni lo sentirás, porque una historia de amor que se acaba, ya lo he dicho antes, es como una persona que muere.

Y ahora, me dirijo a ti, pese a saber que no leerás estas líneas, para decirte que todo pasará, las páginas de la historia quedaron escritas por nuestras manos, no murió, ni se esfumó, ahí quedan, para quien las quiera leer, y a quien nos apetezca contarlas, quizás así, alguien entienda este lado, del que nunca nadie ha hablado, el lado de los “malos” de los que nos sentimos decepcionados de nosotros mismos, de los que como yo, hemos provocado el dolor que ahora sientes, y no de lo difícil que es olvidar, o no hacerlo.

Creo que llegó el momento de acabar con esta carta, aunque sé que no será la última, porque es difícil “cerrar una puerta” y yo no me siento dueña del mundo, ni siquiera me siento dueña de mis propias decisiones, así que, lo mejor es dejarlo aquí, sin un punto y final, con algo similar a unos puntos suspensivos. Y espero que en el próximo post hable de “princesas” o de historias cotidianas, que sé que son más amenas para quien las lee, pero, este blog está destinado a que el lector se entretenga y yo me desahogue un poco.

Hasta pronto...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buscando y tratando de pasar el rato, encontre esto que escribiste, no es exactamente lo que yo estoy pasando pero si refleja hasta cierto punto lo que siento....cuesta tanto desenamorarse, más si yo soy la causa de eso, hoy me esta costando tanto trabajo terminar lo que... no deje que empezara por completo.. porque somos tan complicad@s, porque cuando la persona que tanto soñabas se para frente a ti y quiere estar junto a ti y simplemente la alejamos... no se si me arrepiento, pero se que hoy no estoy feliz con lo que hice, me duele porque hasta ahora me doy cuenta de que no aprovche ese momento, y que no se va a repetir, aun cuando lo quiero con todo el corazon termine y lo aleje... los cuentos de amor, no siempre tiene un final feliz, ojala que me hubiera dado la oportunidad de escribir un cuento perfecto.