jueves, 24 de noviembre de 2005

Contratos temporales que no entienden de tardes de cine, ni de amaneceres.

Buen tipo de contratos, cuando los sabes llevar, claro. Contrato del que nunca se habla claro, ni se termina de desarrollar, en el que por supuesto no hay intermediarios, porque lo que sobran son las terceras personas, y dentro de este tipo de contratos, diferentes clases:

- Contratos temporales amistosos, donde entran esos amigos a los que de manera habitual no les contarías tus problemas, ni tus alegrías, pero cuando se sale de marcha, surge la famosa exaltación de la amistad, todos somos amigos, empiezas a contar tu vida, y aquel con el nunca te habías tomado un café, se convierte en el mejor amigo del mundo, te cuenta su vida, tu cuentas la tuya, os tomáis mil cervezas juntos, y el mundo parece girar en torno a vuestra nueva amistad. Eso sí, cuando te vas a casa, se te ha olvidado pedirle el teléfono, y no volverás a verlo hasta el próximo fin de semana que os encontréis en el mismo bar, al principio no os diréis más que un triste “hola” y después acabaréis como el fin de semana anterior.

- Contratos temporales familiares, en este grupo tenemos dos bloques, ya que en el entran los parientes que sólo ves en comidas familiares, sean bodas, entierros, etc. Aquellos que tu madre, cada vez que los ves, te tiene que recordar como se llaman, y ellos se encargan de recordarte con mucho cariño la anécdota más graciosa que guarden de quien sea, tuya (cuando eras un bebé y carecías de vergüenza), de tu madre, padre, hermanos, etc. También pertenecen a este grupo los novios de l@s herman@s, prim@s, ti@s, etc, que cuando ya les estás cogiendo cariño, cogen el teléfono y te dicen: “ te acuerdas de ….. pues nada, que lo hemos dejado, o nos hemos separado, o lo que sea” y tu te quedas sentada diciendo, pues nada, ahora que le empezaba a llamar cuñad@, prim@, ti@, etc. , ahora dejaré de verl@.

- Contratos temporales amoros, mis preferidos, aquí tenemos una gran variedad, aquellos que nombraba Paula y a los que yo me refiero en el título, los que no entienden de tardes de cine ni de amaneceres, que están muy bien si se saben llevar claro, el problema es que ¿a quién no le apetece una tarde de cine?, ¿y ver un amanecer?, el problema con estos contratos, es que nunca se habla de ellos, las partes nunca tienen claro hasta dónde se llega, se imaginan la situación, es un tira y afloja constante, con el peligro de que uno de los dos se caiga en cualquier momento. Nunca llegan las llamadas de teléfono bilaterales, con lo cual, nunca llega ese ansioso estado de amistad, porque con un amigo sí que te irías al cine, y posiblemente algún amanecer verías, pero… no es el caso. Otra clase de contratos de este tipo es aquel contrario al anterior, donde la situación es la siguiente, un amigo, con el que de repente te encuentras en un contrato temporal amoroso, con él antes ibas al cine, y veías amaneceres juntos, eso sí, sin sexo, pero de repente, una noche loca pasa lo que pasa, y al poco tiempo, dejas de ver películas con él y todas esas cosas. Dentro de estos hay muchas más clases, pero ya hablaremos de ellos más adelante.

- Contratos temporales de compañeros de trabajo, campamentos, congresos, etc. Situaciones estudiadas como fenómenos sociológicos en programas de televisión como Gran Hermano, son aquellos contratos en los que también se exalta la amistad, provocada, ya no por el alcohol, la marcha y la noche, sino por la cantidad de horas al día, que pasamos juntos. De niños íbamos a campamentos, y nos pasaban estas cosas, casi siempre se achacaban a la infancia, adolescencia…, pero lo curioso, es que ahora que somos un poco más mayores sigue sucediendo lo mismo, en otros lugares, de repente, encuentras a una amiga del alma cuando llevas trabajando dos semanas, o te vas a un curso una semana, uno de estos cursos donde pasas desde el desayuno hasta las copas encerrada en un hotel con la misma gente, y vuelves emocionada, creyendo haber descubierto un mundo nuevo. Ya no hablemos de los Erasmus, un Gran Hermano de 6 meses mínimo, donde todo se vive con mucha más intensidad. Más adelante, cuando todo vuelve a la normalidad, a la situación inicial, las cosas se tranquilizan, tus sentimientos también, todo se suaviza, y la intensidad se diluye, pasas a verlo como un contrato temporal.

Creo que más o menos he conseguido desglosar, parte de lo que Paula comentaba en su blog, y lo que de verdad me analizáramos es, cuántos contratos temporales desconocemos que tenemos, porque hay gente experta en tener un millón de amigos, yo los míos los cuento con los dedos de las manos, y me sobran, lo que llamamos habitualmente “amigos” son, en su mayoría “contratos temporales”, aunque no es la única definición de “amigo” que puedo encontrar, también tenemos “conocidos”, “compañeros”, “colegas”, y aquellos que a veces, están de manera frecuente, casi a diario, y de repente, se los traga la tierra. Pero de esta clasificación, también hablaremos otro día. Lo que quiero es que pensemos, pensar un poco en la gente que tenemos alrededor, de aquellos a los que les damos menos importancia de la que se merecen, y un poco menos a todos los contratados por nuestra E.T.T. particular.

Un beso fuerte a todos, a aquellos que pertenecen a la E.T.T. de mi vida, y los que son amigos de verdad.

1 comentario:

Pau Esquivias dijo...

Contratos temporales, nunca mejor dicho, la verdad. Que bueno es Ismael Serrano para definir situaciones. Y esq para llevar el título de amig@s hay q currar mucho, yo alucino con la gente, como utilizan a veces ese término. No sería la primera vez q alguien tiene las narices de decirme "me has defraudado como amiga", ole, con que ligereza nos llamamos amigos, no??en fin. Un brindis por los contratos temporales, besos a los mios en particular. Y por Dios Isa, asi no, vamos maaaaaaaal, maaaaaaal....jejejeje, q par de inutiles. Vamos a hacer un decalogo de normas, por dios, pero vamos a cumplirlas de una vez, que asi no se puede formalizar una liga de solteras, dando este ejemplo. Besotes wapa.