miércoles, 11 de julio de 2007

Ella... en la estación


Una maleta con ruedas arrastrándose por el andén de una estación, una mujer perdida, temblorosa, los cordones de las sandalias se desatan y ella corre, porque el tren no espera. Un tirante de un vestido mono que se cae en el momento menos adecuado, ella suspira, se agobia, sólo quiere llegar a su destino, sólo quiere correr… Seguramente su equipaje pesa más de lo necesario, pero no importa, ella sólo quiere llegar a su destino. Una vez en el tren el tiempo se eterniza… parece que se haya congelado, y mientras su pie tamborilea piensa “Date más prisa, por favor, llega antes de lo esperado… corre, por favor, corre”. La entrada en su destino se agarra a su vientre, le deja sin respiración, siente que los nervios han atrapado a sus pulmones y casi le falta el aire. Rebusca en el bolso, ella recuerda haber metido un neceser con cuatro pinturas, busca desesperadamente la polvera mientras duda si levantarse del asiento, coger la maleta y prepararse, o esperar… Primero la polvera, se observa, tiene cara de cansada, pero todos sabemos que se le pasará cuando llegue, repasa otra vez su pelo, su vestido… nunca se gustará del todo, pero no importa, el tren ha parado.
Al apearse siente por primera vez miedo… ¿y si no está? Un punto, un lugar, una hora, demasiada gente corriendo de un lado a otro, ¿y si no la recuerda? ¿y si no es cómo antes? Le flaquean las piernas, se asusta, se fija en todos los rostros apresurados, parada busca el café y duda hasta de su propio nombre, una mesa vacía, se sienta y espera…

P.D.: Podéis participar... a ver qué pasa?? Yo os pondré lo que ocurre próximamente.

jueves, 5 de julio de 2007

Y más retales

A veces dibujo paisajes en los sueños que desdibujan la realidad, esa oscura ciudad en la que me sumerjo cada amanecer, llena de edificios en llamas de donde la gente sale huyendo cuando la sirena clama. Y yo te busco, a la salida del trabajo, pero otra vez no estás... porque a veces, es más difícil librarme de la carga del día a día sin tu compañía...
Y entonces berreo, contra la distribución geográfica de los corazones aislados, contra los que no nos permiten 40 m2 de calma, intimidad y mimos, contra la locura de los transportes entre las ciudades, contra el capitalismo, y sobretodo la distancia...