lunes, 7 de mayo de 2007

Camino de baldosas rojas

Hace casi 1 semana que cumplí 25 años, durante algunos días todo el mundo que ha superado esa edad se dedicó a repetirme de manera incansable que había sido el mejor año de sus vidas. Me parece perfecto, pero eso ya os lo contaré cuando los supere, por ahora, me conformo con estar aquí, intentando ser positiva y alegre, y algo menos melancólica, porque últimamente me dedico a batir récords de nostalgia.

En fin… será que la primavera ha regalado una baraja de corazones a los de mi alrededor, y yo me he quedado con el as de picas. Aprovecho el tiempo, pero el tiempo se escapa de mis manos como si fuera arena y siento que me dieron a elegir hace mucho tiempo, entre subirme a un barco y vivir a toda velocidad, o convertirme en una mujer convencional, yo entonces quería vivir, vivir por encima de todo. Una vida rodeada de dualidades, de dobles caminos, en los que al final te encuentras con otras dos puertas y tienes que elegir otra vez, y así hasta la eternidad. Durante años me he quejado de tener que elegir, pero me gustaba enfrentarme a retos nuevos, cuestionarme mis posibilidades, tantear mis circunstancias… ahora no tengo elección, las segundas puertas están cerradas a cal y canto, y yo tengo que tirar hacia delante, sobre un camino de baldosas rojas (que ya no son ni amarillas) completamente marcado. “Tú eliges”… ¿yo? Ya no tengo poder de elección, porque las opciones se han evaporado… trabajo sobre clichés, prejuicios y un destino marcado. A nivel laboral, consigo una escapada a otra ciudad, pero sé que estoy encerrada en un camino del que no me puedo ir, y tampoco me puedo plantear qué sucederá cuando pase este año y medio que me queda… porque la vida puede dar muchas vueltas y yo no estoy todavía en el momento de cuestionarme mi futuro profesional.

Mi madre, ejerciendo ayer en su día, le dijo a su suegro que yo no me he independizado (cosa de la que por cierto hace ya unos años), sino que soy independiente desde que nací… pero a ver!! Independiente no quiere decir que no me guste querer y que me quieran, pero… la gente da por hecho que por ser así, yo he elegido estar sola. Es cierto, yo lo elegí, decidí estar sola hasta que conociera a alguien por quien hacer una apuesta importante. A lo largo de este tiempo he conocido algún hombre del que me enamoré y sufrí, algunos de los que me alejo porque sé que a su lado terminaría enloqueciendo, y algunos que se fueron antes de que me diera tiempo a respirar, y suspiro… porque me hubiera enamorado de ellos, y así es mi vida… y antes de liarme en el camino y sufrir, prefiero no dejarme llevar hasta que solucione una cuestión: ¿dónde se han metido los hombres por los que merece la pena que yo apueste, y que apuesten por mí?, porque yo me entrego, eso está claro, cuando lo encuentro me entrego… pero ellos… se dejan llevar por esta imagen de todoterreno que aparento, y seré resistente, pero tengo un corazón muy blandito, que a veces, como me ocurre últimamente, se siente un poco solo… Efecto de los 25, o quizás de la primavera, de los osos amorosos, o de la melancolía en la que me he sumergido.

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