miércoles, 5 de abril de 2006

Mentira

El mundo se ha llenado de mentiras, está lleno de mentiras y mentirosos, y ¿cómo no va a ser así, si empezamos mintiéndonos a nosotros mismos?
El otro día me quedaba mirando a ninguna parte, pensando, ¿hace cuánto que no digo verdades durante todo el día?, ya ni me acuerdo! Es difícil saber cuándo estoy mintiendo y diciendo la verdad, o simplemente ocultándola, de hecho, la mayor parte del tiempo la oculto, bien porque la sinceridad sea un hecho demasiado duro para el oyente, bien porque no sea estrictamente necesaria decirla, porque decirla es admitirla y no estoy por la labor, o simplemente, porque decir la verdad terminaría por romper el momento de magia. Existen suficientes razones a lo largo del día para que yo me quede con las verdades, con mis sentimientos y mis pensamientos, para que nadie más pueda disfrutar de ellos. Hay demasiada gente para compartir todo lo que se mueve dentro de cada persona.
Me quedaré quieta con mis mentiras, y pensando que casi todo lo que me rodea es un mundo imaginario, que no puedo saber si es real o irreal, y con eso me quedo, con mi pequeño alrededor embustero, con mis mentiras, los secretos de cada persona que me rodea, y los míos propios.
Así cuando camine por la calle, miraré a los ojos de la gente, y seré capaz de meterme en su mente y buscar su realidad particular, seguramente es más emocionante que ver las verdades de golpe.
Pequeño embusteros del mundo, analicemos todos cuántas veces al día somos capaces de ser sinceros.

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